lunes, 3 de enero de 2011

Breaking Dawn: Isla Esme en FanArts y citas (2da parte)


Hola de nuevo, les traigo una sorpresa enorme, gracias a Anastasia que ha hecho estas hermosos FanArts de Breaking Dawn, le hemos pedido permiso para publicar sus imagenes en MundoCrepMex y los ha otorgado. Este post contiene gran cantidad de Spoliers, asi que te recomiendo que no lo leas si no sabes que va a pasar en BD y si ya lo has leido...adelante y disfruta.
Recordé que debía respirar, y entonces me dirigí a la maleta gigante que Edward había abierto en la parte superior del tocador. Debía ser mía, porque la familiar bolsa con mis cosas de tocador estaba encima, y había muchas prendas rosadas, pero no reconocí una sola pieza. Mientras buscaba a través de las pilas de ropa – con la mente en algo familiar y cómodo, un par de viejos pants tal vez – llamó mi atención que había una abrumadora cantidad de encaje y satín en mis manos. Lencería. Una lencería muy lenceri-osa, con etiquetas francesas.
No sabía cómo o cuando, pero algún día Alice pagaría por esto.


Mi respiración comenzó a acelerarse de nuevo y mis manos temblaron – gracias al efecto calmante del baño. Comencé a sentirme mareada, aparentemente un ataque de pánico venía en camino. Me senté en el piso frio, envuelta en mi toalla y puse la cabeza entre las rodillas. Recé porque él no decidiera venir a checar antes de que pudiera calmarme. Podía imaginar lo que pensaría si me veía desmoronarme de esta forma. No sería difícil para el convencerse a sí mismo que cometíamos un error.
“No tengas miedo” murmuré. “Nos pertenecemos”
Fui repentinamente abrumada por la verdad de mis propias palabras. Este momento era tan perfecto, tan correcto, no había duda de ello.
Sus brazos me envolvieron, reteniéndome contra él, verano e invierno. Sentía como cada nervio de mi cuerpo era un cable vivo.
“Para siempre” coincidió, y entonces nos hundimos gentilmente en la profundidad del agua.
El sol, caliente sobre la desnudez de mi espalda, me despertó por la mañana. Muy tarde en la mañana, quizá era tarde, no estaba segura.
Todo, sin tomar en cuenta la hora, estaba claro; sabía perfectamente donde estaba – el cuarto brillante con la super cama blanca, con los brillantes rayos del sol atravesando las puertas abiertas. La red sobre la cama suavizando el resplandor.
Abrí los ojos; la primera cosa que vi fue su pálida y casi plateada piel de la garganta, el arco de su mentón sobre mi cara. Su mandíbula estaba tensa. Me recargué sobre un codo para poder verlo de cerca. Él estaba viendo hacia el dosel de la cama y mientras no volteaba a verme, estudié su postura. Su expresión fue un shock – envió dolores físicos a través de mi cuerpo.
“Edward” le dije, un sonido extraño salió de mi garganta. “Qué es esto? Que pasa?”
“Tienes que preguntarlo?” Su voz era dura, cínica.

Mi primer instinto, el producto de una vida llena de inseguridades, fue preguntarme que había hecho mal. Pensé en todo lo que había pasado, pero no pude encontrar un solo momento amargo. Todo había sido más fácil de lo que esperaba; encajábamos perfecto, como un rompecabezas hecho para eso. Esto me había dado una satisfacción en secreto – éramos compatibles físicamente, así como lo éramos en lo demás. Fuego y Hielo, existiendo de alguna forma, sin destruirse entre sí. Una prueba más de que yo le pertenecía.
No podía pensar en nada que lo hubiera puesto así – tan frío y severo. De qué me había perdido?
Su dedo suavizó las líneas de preocupación en mi frente.
“En qué piensas?” susurró
“Estás molesto. No lo entiendo. Acaso hice…?” no pude terminar.
Sus ojos se ajustaron un poco. “Qué tan lastimada estás, Bella? Dime la verdad – no trates de minimizarlo.”
“Lastimada?” repetí; mi voz se oyó más fuerte de lo normal porque me tomó por sorpresa.
Levantó una ceja, sus labios pegados formando una pequeña línea.
Hice un chequeo rápido, estiré mi cuerpo, tensando y flexionando mis músculos. Sentí un poco de dolor, hinchazón, también, era verdad, pero básicamente tenía la sensación de que mis huesos se habían desprendido de mis articulaciones y que me había convertido en gelatina. Pero no era una sensación desagradable.


Mis ojos no se levantaron. “Sé que no es lo mismo. No eres humano. Solo trataba de explicarte que, para un humano, bueno, no puedo imaginar que la vida pueda dar algo mejor que esto”
Se quedó callado por un largo rato, hasta que finalmente, tuve que verlo. Su cara se había suavizado, pensativo.
“Parece que tengo muchas cosas de las cuales disculparme” Hundió el entrecejo. “Nunca creí que pensarías que todo esto que siento significa que anoche no fue… bueno, la mejor noche de mi existencia. Pero no quería pensarlo así, no cuando tu fuiste…”
Examiné su cara con desconfianza, y él me correspondió con una sonrisa serena.
“Lo que sea que me haga feliz?”
Mi estómago rugió al mismo tiempo de preguntar.
“Tienes hambre” dijo rápidamente. Se salió agilmented e la cama, dejando un camino de plumas a su paso. Lo que me recordó.
“Entonces, por qué exactamente decidiste destruir las almohadas de Esme?” Pregunté, sentándome y sacudiendo plumas de mi cabello.
El ya tenía puestos un par de pantalones kaki, y estaba parado en la puerta, acomodando su cabello, quitando las plumas.
Edward estaba parando frente a la estufa de acero inoxidable, cocinando un omelet bajo la fina luz azulada del lugar. El olor a comida me invadió. Me creí capaz de comerme todo el plato e incluso el sartén; mi estómago reclamó......
“Aquí está” me dijo. Se dio la vuelta con una sonrisa en su cara y colocó el plato en una pequeña mesa.
Me senté en una de las sillas de metal, oliendo los huevos calientes. Quemaron mi gargante, pero no me importó.
Se sentó frente a mí. “No te estoy alimentando bien”
Mi entretenimiento se convirtió en la prioridad número uno en Isla Esme.
Hicimos snorkel (bueno, yo hice snorkel, mientras él alardeaba de su capacidad de aguantar sin oxígeno indefinidamente), exploramos la pequeña jungla que rodeaba el pico de roca. Visitamos a los loros que habitaban en la pajarera que había en la zona sur de la isla, vimos la puesta de sol en la cala pedregosa que había al oeste, nadamos con los delfines que jugaban en las cálidas y poco profundas aguas. O al menos yo lo hice: cuando Edward estaba en el agua, los delfines desparecían como si hubiese un tiburón cerca.


Los moratones estaban mucho mejor, poniéndose amarillos en algunas zonas, y desapareciendo completamente en otras, así que esa noche elegí una de las piezas más aterradoras y me la puse en el baño. Era negro, de encaje, y daba vergüenza mirarlo incluso cuando no lo llevabas puesto. Tuve cuidado de no mirarme en el espejo antes de volver a la habitación. No quería perder los nervios.Tuve la satisfacción de ver cómo los ojos casi se le salían de las cuencas, justo un segundo antes de que consiguiera controlar su expresión.
–Todo está bien, amor, estás a salvo. Estoy aquí –me acunó adelante y atrás, demasiado rápido para que consiguiera calmarme – ¿Has tenido otra pesadilla? No era real, no era real.
–No era una pesadilla –sacudí la cabeza frotándome los ojos con el dorso de la mano –Era un buen sueño –mi voz se quebró de nuevo.
–Entonces ¿por qué lloras? –preguntó, desconcertado.
–Porque he despertado. –gemí, rodeando su cuello con mis brazos, y sollozando contra su garganta.

No podría decir si las lágrimas que hacían temblar mi voz le conmovieron, si fue que no estaba preparado para manejar mi repentino ataque, o si su necesidad era tan insoportable como la mía en aquel momento.
Pero cualquiera que fuera la razón, el caso es que acercó sus labios a los míos, rindiéndose con un gruñido.

–Parece ser que no eres nada observadora cuando tu atención está puesta en otras cosas.
–Estaba un poco absorta –admití, sonrojándome.

Tocó mi ardiente mejilla y suspiró.
–Voy a echar de menos esto, mucho.


Me aburrí con las noticias y me giré para besarle. Como aquella mañana, un agudo dolor golpeó mi estómago cuando me moví. Me separé corriendo de él con mi mano tapando la boca. Sabía que no podría llegar al baño esta vez así que fui corriendo al fregadero de la cocina.
Él me sujetó el pelo otra vez.


Retorcí mi torso y sucesivamente, examiné desde cada ángulo, como si eso pudiese hacer desaparecer precisamente la correcta pista. Yo pasé mis dedos sobre el suave bulto, sorprendida por la roca dura que sentía debajo de mi piel.

“Imposible” repetí porque, bulto o no bulto, periodo o no periodo (y no es que definitivamente no fuese a haber periodo aunque yo no me había retrasado ni una sola vez en mi vida), no había manera de que estuviese embarazada. La única persona con la que yo había tenido sexo era con un vampiro, podía asegurarlo.

Reconocí el numero y pude fácilmente adivinar porque estaba llamando.

“Hola, Alice” dije. Mi voz no era mucho mejor que antes. Me aclaré la garganta.

“¿Bella? ¿Bella, estás bien?”

“Sí. Um. ¿Está ahí Carlisle?”

“Está. ¿Cuál es el problema?”
“No estoy… un uno por ciento…segura”
“¿Está Edward también bien? Preguntó cautelosa. Ella dijo el nombre de Carlisle y entonces insistió.
“¿Por qué no coge el teléfono?” dijo antes de que respondiese a la primera pregunta.


Busque el numero que quería, uno al que nunca antes había llamado en mi vida. Presione el botón “enviar” y cruce mis dedos.
- Hola? – su voz sonó como campanas de viento al atender.
- Rosalie? – susurré – Soy Bella. Por favor. Tienes que ayudarme

Adapatación y Nota de MundoCrepMex
Imagenes de AnastasiaMantihora
Nota: En esta caso lo siento mucho pero no podrán  postear esto en su blog o en otro medio, sin el permiso pedido a MundoCrepMex. Las imagenes las puedes tomar y guardar pero no postearlas tampoco. Respeta la desición de la autora de estas imagenes.

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