jueves, 24 de marzo de 2011

Conflicto Eterno Cap. 22 Entrenamiento


Entrenamiento 
—Esta noche vas a llevarme contigo —. Dijo Bella suavemente tratando de fingir calma.

Jacob había presionado a Jasper para que se encontrasen esa misma noche en el claro donde solíamos jugar béisbol.
No habíamos vuelto a ese lugar desde aquella fatídica tarde en la cual nos topamos inevitablemente con el clan de James, de eso ya, más de un año.
Cuantos sucesos, cuantos peligros y angustias habíamos enfrentado desde entonces. Pero también teníamos alegrías, sueños y vivencias que compensaban todo lo malo, lo amargo.
Esa oscura noche, volveríamos ahí, el destino así lo requería, así lo imponía y con valentía responderíamos al llamado. La cuenta regresiva ya había comenzado.

Pero la idea de estar tan cerca de los hombres lobo o de Jacob Black era de por si arriesgada, yo no quería que ella se encontrase en el medio si algo no salía bien esa noche.

Le recordé que estaba cansada pero cuando se le metía una idea en su cabeza era imposible hacerle entender las razones mas obvias.
Pero la verdad era que Bella también estaba intranquila con la decisión de aliarnos con los Quileutes.
Estaba seguro que tenía por todos nosotros y ahora que sus amigos se unían a nuestra lucha, su temor incrementaba. Por eso se había obstinado en asistir ella también aquella noche, aun y cuando se encontrara exhausta.
Para ella la noche también había sido interminable y seguramente estaba agotada hasta el desfallecimiento, sin embargo se negaba a quedarse en su casa, tibia, metida en su cama, descansando. Se había empecinado en acudir a la cita pactada con los hombres lobos a esas horas de la madrugada y no dudó en decir que apelaría a Jacob Black para ir.

Era un golpe bajo, ese perro llegaría corriendo a pocos minutos que ella le llamase e inconcientemente y sin pensar en su seguridad, él… le llevaría.

¿Podría soportar la cercanía exasperante de Jacob Black?
Debía hacerlo.

¿Podría entregarme yo también al júbilo expresado por mi padre sólo algunas pocas horas atrás?
Tendría que hacerlo.

Era la única forma, debía hacerlo si quería que funcionara, si quería que saliésemos airosos, tenia que creer y sobre todo, tenía que soportar.

Tal vez todo fuera una prueba más, Bella nos tendría ahí, uno frente al otro, comparándonos.

Había jurado a Jacob Black arrancarle una pata si volvía a besarle sin su consentimiento…
Pero ahora obligadamente estarían juntos, por un motivo o por otro, que ellos estuvieran, que compartieran con nosotros significaba que inevitablemente también lo haría con ella y yo no siempre podría estar cerca de Bella, me tendría que alejar, tarde o temprano tendría que hacerlo.

¿Y que pasaría cuando eso sucediese?
Jacob Black volvería al ataque, continuaría su juego, acercándola, seduciéndola lentamente, ganándose otra vez su confianza, su cariño nublado desde el incidente en La Push, y Bella le perdonaría, yo sabía que así sería.
Entonces él le hablaría del amor que supuestamente siente por ella y no habría nada que yo pudiese hacer para evitarlo.
Estaría atado de pies y manos.

—Te veo arriba —. Dijo entonces Bella.

Sin darme cuenta nos encontrábamos fuera de su casa.
Corrió hacia la entrada y sin poder decir palabra alguna, vi como ingresa.
Me quedé ahí parado, aun perturbado por mis oscuras ensoñaciones.

Debía ser capaz de dejar de lado todo lo que impedía ver lo beneficioso de toda la situación, Jacob Black era una condena que debía soportar, era imprescindible que lo hiciera.
No debía ser yo quien impidiera el éxito, dejaría mi aprensión de lado, mis celos no serían los causantes de nuestra “muerte”, aun no estaba listo para ver que había después de esta vida para nosotros, no ahora, teníamos mucho camino que recorrer Bella y yo, años, décadas y siglos de felicidad estaban destinados para nosotros y más temprano que tarde, cuado fuera una de nosotros, cuando fuera como yo, estos angustiosos días serían sólo el difuso recuerdo de su mente humana.

Salté por su ventana y aguardé mientras ella subía con su padre, que luego de esperarle había terminado por dormirse. Subía lentamente la escalera, ayudado por Bella.

Aguardé sentado en su vieja mecedora mientras se cambiaba.
Estaba seguro que mis intentos por convencerle serían inútiles pero debía reconocer que yo nada hacia para que ella se sintiera más segura y tranquila.
Era mi tarea infundirle valor.
Después de todo, tal vez mi familia tenía razones suficientes para estar confiados. Carlisle jamás haría algo que nos expusiera, él era el único que podía apreciar la situación con la “sangre fría” por a si decirlo, y si él estaba confiado y seguro, yo también debía estarlo.
Entonces Bella volvió.
Hubiera preferido que usase su adorable pijama, pero en lugar de eso llevaba unos vaqueros y una blusa de franela. Colgó el jersey regalado por mi hermana aquella mañana y se acercó a mí para tomarme de la mano mientras me decía:

—Ven aquí—.

Sonreí a su intento de jalar mi cuerpo y me dejé conducir como el muñeco que era entre sus brazos mientras me empujaba sobre la cama.
Me deslicé suavemente sobre ella y luego Bella se recostó a mi lado, acurrucándose contra mi costado.
Sentía el loco palpitar de su corazón. Bella temía por todos nosotros, aunque estaba seguro que no temía por ella.
Lo hacia por mi familia, por su padre, por sus amigos, también temía por mi pero estaba seguro que también lo hacia por él.

Le envolví levemente con el cubrecama, evitando así el contacto con mi frío cuerpo y luego la sujeté entre mis brazos tratando de tranquilizarla.

—Relájate, por favor—. Le pedí.

Debía explicarle, debía tratar que entendiera, que viera lo fácil que sería ahora que los Quileutes estaban dispuestos a unírsenos y compartir de esa forma nuestro destino.

—Esto va a salir bien, Bella, lo presiento—. Dije tratando de convencerme a mi mismo también.

Carlisle tenía razones de sobra para estar tan confiado, todos tenían razón menos Bella al estar tan intranquila y yo no quería que se durmiera con esa carga en su cerebro, también quería protegerla de malos sueños y ella estaba a punto que caer rendida por el sueño.

—Escúchame, Bella, esto va a ser fácil—. Dije tratando de que mis palabras sonaran suaves y se grabaran en su subconsciente.

No era muy difícil imaginar la sorpresa de los neófitos al vernos dispuestos y preparados para la lucha. La sorpresa sería mucho mayor cuando vieran al grupo de lobos; aun y cuando fuera la primera vez para ellos que vieran uno, era de esperarse que sintieran asombro y miedo frente a nuestros enemigos naturales.
Seguramente les habían advertido sobre nosotros, pero nadie lo haría contra perros gigantes.

—He visto cómo actúan en grupo, según recuerda Jasper—. Durante nuestro viaje a Jacksonville, él les había visto en acción. —La técnica de caza de los lobos funcionará limpiamente. Una vez que estén divididos y sorprendidos, ya no van a ser rival para el resto de nosotros. Alguno, incluso, podría quedarse fuera. No sería necesario que participáramos todos —.

O por lo menos eso quería creer.
La idea de luchar contra algún neófito no me molestaba ni atemorizaba, algo de acción me vendría bien, sería la primera vez que me midiera realmente contra alguien, aunque yo siempre tendría la ventaja, fuera cual fuera, yo sabría de ante mano sus movimientos y eso me brindaba una ventaja considerable. Pero mi temor no era por mí, mi temor era alejarme de ella, dejarla aunque fuera un segundo con el pueblo rodeado de vampiros, siempre podría escurrirse alguno al pueblo.

Había decidido pasar por alto la idea de Jasper. Sabía que él sólo quería lo mejor para todo y no habían segundas intenciones en sus palabras.
Yo jamás expondría a Bella y entonces sólo de algo estuve seguro, ella no podría permanecer sola, ella tendría que estar conmigo… siempre en cada momento.

—Claro, va a ser coser y cantar —. Murmuró sarcástica pero tristemente.

Le pedí que no se preocupara más por el asunto, no serviría de nada que su mente se afligiera innecesariamente. Bella necesitaba recuperarse de la dura jornada, habían sido demasiadas emociones.

Aun que la idea de irme y dejarla sola en medio de la noche no me parecía una buena decisión, pero no podría llevarla, no agotada como se encontraba.
Tararee para ella su nana esperando que la melodía la guiara hacia el sueño reparador.
Estaba seguro que una vez que la melodía siguiera su curso Bella no tardaría un caer rendida en un profundo sueño.
Para mi tranquilidad eso no sucedió. Su ritmo cardiaco y la tensión de su cuerpo no diminuyeron en absoluto y luego de varios minutos, cuando fue evidente que ella no se dormiría opte por lo más sensato y conveniente para nosotros… Lo más sensato y conveniente para mí.

—¿Estás segura de que no prefieres quedarte a dormir? —. Le pregunté.

Su elocuente mirada me confirmó lo que yo tanto esperaba. Suspiré aliviado más que molesto o resignado, le tomé entre mis brazos para saltar por la ventana y sumergirnos en la oscuridad de la noche que no era tal para mí de todos modos.

Afuera las criaturas nocturnas del bosque vivían su silenciosa vida sin preocuparse demasiado cuando pasaba trotando suavemente cerca de ellos. Para ellos no era más que una sombra, una leve brisa.
Correr para mi siempre era tranquilizador, relajante y lo era aun más si sentía el cuerpo de Bella quemándome la espalda con sus brazos y piernas abrazando mi cuerpo; que el viento acariciara mi rostro y jugara con mi cabello eran sólo un ingrediente más de la receta perfecta para un momento feliz…. ¿Que más le podía pedir un viejo vampiro como yo a la vida?

Claro… Lo único que podría desear era que el momento durara para siempre.
Pero la vida no concede ese tipo de deseos a seres como yo y lamentablemente pronto pude percibir las voces de mi familia a medida que nos acercábamos al lugar convenido.
Esperan por mi para comenzar y al sentir que ambos nos aproximábamos, nadie se sorprendió. Al contrarío, sentían que ya nada era igual si Bella no estaba presente.

Tomé su mano y caminamos tranquilamente hacia ellos.
En otra oportunidad, en otras circuncías habría sido un paseo agradable, ellos, nosotros, todos juntos como una verdadera, extraña sin lugar a dudas a los ojos humanos, pero una verdadera familia al final de cuentas.

Todos estaban de un humor verdaderamente increíble, sobre todo Emmett, su espíritu competitivo vería por fin algo de “Acción”.
Creo que la única persona que no disfrutaría con todo esto sería Bella que caminaba silenciosamente a mi lado, sumergida sin lugar a dudas en sus preocupaciones.

—¿Sabes lo que pienso? —. Preguntó entonces de pronto.

Saber lo que ella pensaba había sido sin lugar a dudas lo más anhelado por mí en algún momento, de eso ya mucho tiempo.
Ahora por el contrarío era algo que tenia superado. Bella siempre seria un completo misterio para mí, o por lo menos sería lo que no lograba leer en sus ojos.
Reí entonces y le contesté que no.

—¿Qué piensas? —

Ella creía que todos los acontecimientos estaban vinculados entre si, que todos los incidentes últimamente sucedidos estaban relacionados, pero no entendía que se refería.
Dijo que habían pasado tres cosas malas desde mi retorno a Forks.
Los neófitos en Seattle, el visitante que había irrumpido en su dormitorio y la que ella consideraba como la primera de todas: El regreso de Victoria.

Victoria… Otra vez Victoria. Había vuelto una vez, no hace mucho. Ella quería vengar la muerte de James y no pararía nunca de intentarlo.
Ya había pensado en ella cuando comenzaron las muertes en Seattle, sólo un poco después de su última visita, ¿Pero podría ser capas de urdir todo esto? ¿Que podía ver Bella que yo pasaba por alto?

—¿Qué te hace pensar eso? —. Pregunté.

—Porque estoy de acuerdo con Jasper, los Vulturis adoran sus reglas y, además, de todos modos, habrían hecho un trabajo más fino. ¿Recuerdas cuando rastreaste a Victoria el año pasado? —.

Y como podría olvidar algo así.
Fueron los meses más triste y más idiotamente malgastados de toda mi existencia. El rastreo verdaderamente no se me daba muy bien y había sido engañado como un niño.

Alice se había encargado de ponerla al tanto de todas mis andanzas mientras estuvimos separados y fue ella quien le comentó que yo había viajado a Seattle.

—¿La seguiste hasta allí? —.

—Sí. Um... —.

¿Podría haber esperado en Seattle todo este tiempo Victoria?
Bella pensaba que así era. Pensaba que tal vez fue en es lugar, en ese momento donde se le ocurrió a Victoria la idea de formar un ejercito de nuevos vampiros y de esa forma llevar a cabo su venganza.

—Pero ella no sabe realmente cómo hacerlo de modo correcto, por eso los neófitos están fuera de control—.

Eso no podía ser posible.
Sólo alguien que nos conociera realmente bien sabría como moverse sin que Alice le viera y ese no podía ser otro que Aro.
Él sabía muy bien como funcionaba la presencia de mi hermana, había escaneado su mente por completo y no existía nadie más que pudiera conocerle tan bien como para poder evitarle.
Yo seguía pensando que los Vulturis eran los únicos responsables de todo aquello.

—Aro es quien mejor lo sabe.— Me corrigió Bella. — Pero ¿acaso no la conocen bastante bien Tanya, Irina y el resto de vuestros amigos de Denali? —. Me recordó los meses que había vivido con ellas. —Y si mantuvo con Victoria una relación en términos lo bastante cordiales como para hacerle favores, ¿por qué no le iba a contar cuanto
sabía? —.

Ella tenía razón, si Laurent había vuelto a Forks, lo había hecho a petición de Victoria, según sus mismas palabras. Y también pudo ser posible que Victoria pidiera a Laurent averiguar detalles sobre mi familia, el clan de Denali nos conocía muy bien.
Pero no, no teníamos pruebas de ello. La única prueba tangible que habíamos podido apreciar había sido el extraño aroma en el cuarto de Bella, un aroma ajeno a todos nosotros, pero aquel aroma no era de victoria.

—¿Y no ha podido trabar nuevas amistades? Piensa en ello, si es Victoria quien se encuentra detrás del asunto de Seattle, está haciendo un montón de nuevos amigos, los está creando—.

¿Victoria… La mente maestra detrás de esta trampa?.

—Um... Es posible —.

Le hablé de mis apreciaciones sobre todo el problema y de cómo para mi los únicos responsables eran los Vulturis. Pero no podía dejar pasar por algo su teoría sobre todo porque tenía muchos puntos a favor. La naturaleza de Victoria, su capacidad para adaptase y lograr sobrevivir, sobre todo cuando todo aquello era un talento natural para ella.

¿Y que pasaría si Bella tuviera razón?, era verdaderamente fácil para mi verlo.
Ella no se arriesgaría, tal vez ni siquiera participaría en la lucha, manteniéndose en la retaguardia, posiblemente esperando, oculta.
Por eso tampoco se expondría frente a los Vulturis si ellos se presentasen y seguramente pensaría en aniquilar a todos los neófitos que sobreviviesen a la batalla para que no pudiesen testificar contra ella.
Aunque era muy probable que Victoria tuviese un amiguito, un neófito más preparado y mayor que los demás, uno que sea bastante consiente y manejable por ella como para ordenarle mantener con vida al padre de Bella…

Lamenté compartir con ella esas últimas palabras, me había dejado llevar por mis meditaciones.

La hipótesis de Bella había removido la leve calma que experimentada en ese momento y volvía a recuperar el estado de alerta. No me podía permitir el lujo de bajar al guardia aun y cuando los otros lo hicieran, no debía, debía permanecer atento a las sombras que se movían no muy lejos de nosotros…amenazantes.

Había pasado por alto señales muy inquietantes, señales que solamente ella pudo ver, ahora esa carga era sólo mía para soportar, no debía angustiar a Bella innecesariamente.
Dejé aun lado mis pensamientos por un momento y me volví hacia ella tratando de sonreír.

—No hay duda de que es perfectamente posible, pero hemos de estar preparados para cualquier contingencia hasta estar seguros. Hoy estás de lo más perspicaz. Es impresionante—.

Me maldije otra vez por ser un idiota, no debía soñar con triunfos ganados antes de la batalla.

—Quizá sea una simple reacción refleja a este lugar—. Respondió ella.

Bella se sentía inquiera, tal vez tanto como yo en ese momento. El recuerdo de hace un año estaba muy presente en su memoria, sentía a Victoria muy cerca de ella, como si le estuviese mirando en ese preciso momento.

Escaneé el lugar rápidamente, Victoria jamás lograría aproximarse tanto a Bella. Yo no lo permitiría.

—Jamás te tocará—. Le aseguré deseando que no llegase jamás la ocasión en que su vida corriera riesgo alguno.

Con la ayuda de Carlisle siempre nos habíamos apartado de nuestro lado más inhumano, esta vez necesitaríamos de el más que nunca.
Por una primera vez tendríamos la necesidad de movernos, de actuar, de ser nada más que nosotros mismos.
Nos comportaríamos como unos verdaderos vampiros, seres capaces de arrancar una cabeza, un miembro de un golpe y yo no dudaría en hacerlo por ella. Atrás quedaría décadas vividas pacíficamente, todo, lo dejaríamos todo por ella, por mi Bella.

Si Bella tenia razón, si era Victoria quien nos acechaba, no le permitiría estar tan cerca de mi amada. Pero no era sólo eso, mi determinación no tenía que ver con que fuera ella, podría ser cualquier otro, quien fuera tendría que pasar sobre mi cadáver para llegar hasta Bella, aunque en eso se me fuera la … Vida.

Sentí mi cuerpo más frió que nunca, jamás había estado tan determinado a dar mi vida por alguien así como lo haría por Bella, yo, mi vida no era importante y no tenia miedo de enfrentar el incierto destino, sólo temía una cosa y esa era perderla para siempre.

Pero si Victoria era la culpable no le daría otra oportunidad de engañarnos…

—Esta vez acabaré con ella personalmente—. Le aseguré mientras seguía contemplando en bosque.

Sentí entonces sus dedos cerrándose contra los míos, ella estaba ahí, junto a mí. Del resto yo me ocuparía cuando llegase su tiempo, cuando llegase la oportunidad.

—¿Qué le pasa a Alice? —. Preguntó Bella cuando nos encontramos un poco más cerca de mi familia.

Se había percatado del estado anímico de mi hermana, sin lugar a dudas su lenguaje corporal era muy elocuente y era imposible no ver que se encontraba molesta y contrariada, todo eso debido a su imposibilidad de poder ver el futuro.

Estaba conciente de ello cuando invitó a Jacob y al resto de la manada. Ahora que el futuro de ellos y el nuestro estaba ligado inevitablemente Alice ya no nos podía ver. Pensó que podría soportarlo pero entre decirlo y hacerlo había una gran diferencia.

Reí entre dientes tratando de evitar que mi hermana se percatara pero fue inútil.

—No puede ver nada ahora que los licántropos están de camino. Esa «ceguera» le produce malestar—. Dije respondiendo a la pregunta de Bella.

“—Ja. Ja. Ja… —“. Rió sarcásticamente Alice en su mente. “ —Y no entiendo por que esto te parece gracioso Edward.
Si, si, si. Es mi culpa, yo los invité. Pero esto lo hago solamente por Bella, ¿Escuchaste?
Además, tu te ríes ahora pero ya veremos si te ríes cuando Jacob Black este por aquí moviéndole la cola a Bella, entonces seré yo la que ría—“.

Yo sabía que no hablaba en serio… sobre reírse.
Era de esperar que Jacob llegase moviéndole la cola a Bella, eso ya lo tenía asumido, pero era algo que yo había decidido soportar.
Entonces mi hermana sacó su pequeña lengua y yo volví a reír.

Llegamos entonces junto al resto de mi familia y fue Emmet en primero en saludarlos, primero a mí y luego a Bella.

—¿Te va a dejar participar en las prácticas? —. Le dijo entonces a ella.

Eso era lo único que me faltaba aquella noche, entonces le pedí a mi hermano que no le diera ideas descabelladas a mi novia.

Mi padre nos saludó a su vez. Él al igual que el resto de mi familia estaba expectante por la llegada de la manada.

—¿Cuándo llegan nuestros invitados? —. Me preguntó Carlisle.

No era difícil de calcular, su hedor ya se podía sentir en el aire, se movían rápidamente por el bosque pero de todas formas me concentré un momento.

Era verdaderamente increíble sumergirse en esa presencia colectita.
Algunos de ellos no estaba muy contentos con la idea propuesta por Jacob pero ellos sentían que el deber hacia su pueblo era mayor que sus prejuicios hacia nosotros, aunque eso no quería decir que confiaran en nosotros del todo…

—Estarán aquí dentro de minuto y medio, pero voy a tener que oficiar de traductor, ya que no confían en nosotros lo bastante como para usar su forma humana—. Le respondí a mi padre.

Pero a pesar de todo, algo no estaba bien, algo no concordaba.

Carlisle comprendió de inmediato, era obvio que para ellos resultaba duro también acercarse a nosotros y él estaba agradecido de que realizasen ese sacrificio.

—¿Vienen como lobos? —. Preguntó Bella sorprendida.

Bajé la mirada hacia ella y vi la preocupación dibujada en su rostro.
Moví mi cabeza confirmando sus palabras y ella tragó saliva ruidosamente.
Seguramente le parecía amenazante que ellos se presentasen como lobos, estando listos de esa forma para el ataqué. Pero no había nada que nosotros pudiéramos hacer, sólo confiar en que ellos no serían los primeros en atacarnos de otra manera no podríamos evitar un enfrentamiento.
Quise tranquilizar a Bella pero ya no teníamos tiempo, los lobos habían llegado.
Volteé buscando a Carlisle y al resto de mi familia.

—Preparaos, estarán a la que salta—.

—¿A qué te refieres? —. Preguntó Alice desconcertada, ciega completamente a lo que estaba a punto de suceder.

—Silencio —. Les pedí.

Ellos llegaban pero estaban nerviosos, no debíamos darles motivos para dudar de nuestras intenciones.

Miré otra vez a mi hermana que permanecía con la vista clavada en mi, moví mis ojos hacia la oscuridad esperando que ella también lo hiciera y entonces les vimos.

Ahí, frente a nosotros, en la espesura se detuvo lentamente y cautelosamente la manada de lobos sub-desarrollados.

Jasper, Emmett y yo éramos la línea de defensa de mi familia. Mi lugar estaba al frente, con ellos. Eso no significaba que los demás fueran incapaces de defenderse, muy por el contrario.
Pero esa noche era diferente, me encontraba dividido. Quería estar junto a ellos pero mi lugar era junto a Bella. Esa era mi tarea ahora, mi única y gran responsabilidad.

Y después de unos segundos me dije a mi mismo que quedarme junto a ella era sin duda la decisión mas acertada.

—Maldita sea —. Profirió Emmett. —¿Habían visto algo así? —.

Todos nos sentimos sorprendidos, entonces comprendí porque la conciencia colectiva de la manada me resultaba tan… concurrida. La manada había crecido ya no eran seis individuos como creíamos, o como recordaba, ahora frente a nosotros se encontraban diez grandes e imponentes lobos.
Suficientes, como para atreverse a enfrentarnos, si así lo querían.
Pero eso no sucedería, los Quileutes honrarían el tratado pactado por sus antepasados.

—¿Qué pasa? —. Susurró Bella junto a mí.

Se encontraban aun muy lejos y ocultos todavía para que ella lograra verles y no comprendía nuestras reacciones.
Me incliné un poco para decirle lo que estaba sucediendo pero seguramente en unos segundos ella también podría apreciarlo por sus propios ojos.
Los diez lobos pronto saldrían del bosque y entrarían en el claro.

Al centro estaba aquel que se llamaba Sam y era él el líder.
Él les había ordenado detenerse y el resto, obedecía como si fueran alguna extensión de su propio cuerpo y les gobernase completamente. Era verdaderamente fascinante.

Ninguno de nosotros de movió o dijo palabra alguna, Carlisle era el patriarca de nuestra familia, era su derecho, deber y responsabilidad recibir a nuestros invitados.

Avanzó lentamente hasta el frente del grupo, dejando sólo un poco atrás a Jasper y Emmett tratando de inspirar la mayor confianza posible.

—Bienvenidos —. Dijo dirigiéndose a los lobos que permanecían a unos veinticinco metros de nosotros.

No obstante, no les fue difícil a ellos escuchar las palabras de mi padre.

No era su intención abandonar la forma en la cual se encontramos en ese momento, ellos al igual que nosotros no podían dejar de lado su naturaleza. Para ellos también era difícil estar ahí esa noche.

Todas las mentes parecían pertenecer a una sola y en cada una de ellas estaba abierta a los otros miembros de la manada.
Seguramente era una situación verdaderamente incomoda pero a la vez fascinante y en ese momento un solo pensamiento reinaba en todas ellas y ese era el desprecio total hacia los de mi especie.

—Gracias—. Dije en voz alta trasmitiendo las palabras de Sam y luego de traspasar su agradecimiento el macho alfa continuó.

La postura de la manada era muy simple, no buscaban estrechar lazos de amistad, esa noche ellos se limitarían a observarnos y a prestar atención a cuanto dijieramos, pero sólo eso.
Aparentemente era lo único que les permitía su autodominio.

—Es más que suficiente —. Respondió Carlisle.

Él les contó sobre la experiencia de Jasper, cosa que también había hecho Jacob escuetamente.
Algunos lobos se impresionaron al ver a mi hermano que era señalado en es momento por mi padre. Jacob Black también les había dado detalles sobre los neófitos y de lo eran capaces de hacer, que un vampiro les hubiese enfrentado y además sobrevivido era digno de admirar, pero no por ello mi hermano se sentía mas tranquilo, muy por el contrarío.
Jasper, al igual que yo, estaba plenamente conciente de que les necesitábamos, aunque nos era desagradable la idea, sabíamos que no teníamos otra salida.
La idea de revelar nuestras debilidades y fortalezas a los Quileutes molestaba a mi hermano de sobremanera, pero no teníamos otra forma de enseñarles a ellos también como atacar a nuestros enemigos.
Era una manada joven y aunque sabíamos que habían acabado con Laurent, ellos o cualquiera de nosotros jamás nos habíamos enfrentado a un neófito.
Yo sabía a que atenerme, había asistido vividamente a los recuerdos de Jasper, pero verlo y vivirlo eran dos cosas muy, muy diferentes y sólo había una manera de evitar que cualquier miembro de mi familia saliera lastimado.
Debíamos aliarnos.

—El nos va a enseñar cómo luchar, cómo derrotarlos. Estoy seguro de que podréis aplicar esos conocimientos a vuestro propio estilo de caza—. Continuó mi padre.

Luego Sam quiso confirmar la información proporcionada por Jacob y preguntó sobre la naturaleza de lo atacantes. Él quería saber si eran diferentes a nosotros, cosa que mi padre ratificó.
Les habló de los neófitos, como se movían, sus debilidades y fortalezas. Dijo que eran veinte y que esperábamos que ellos se ocupasen de diez y que del resto nosotros nos encargaríamos, aunque su número posiblemente disminuiría.

Los lobos no pudieron evitar mostrar su entusiasmo, veinte vampiros para matar era para
ellos increíble, habían encontrado muy emocionante acabar con Laurente y perseguir a Victoria, matar a diez era un sueño hecho realidad y no dudarían en ocuparse de un par más, para ellos no era un trabajo, era una entretención.

—Estamos dispuestos a encargarnos de más de los que nos corresponden si fuera
necesario—. Dijo Sam en mi mente y se lo comuniqué a mi padre.

—Ya veremos cómo se da la cosa—. Contestó Carlisle.

Para algunos lobos, para los más nuevos les resultaba muy desagradable tenernos tan cerca, nuestro olor les molestaba tanto como a nosotros el de ellos.
También había en ellos un sentimiento de orgullo que no podían o no querían ocultar, sabían muy bien que eran una gran manada y Jacob Black estaba más que contento de estar ahí esa noche, él quería que Bella viera lo grandes que eran, él quería que ella viera que no sólo nosotros podíamos protegerle.

—Gracias por la información. Estaremos atentos—. Respondió Sam al terminar.

Había pasado la parte más dura, las primeras impresiones y él como líder consideraba que por ahora actuábamos de buena fe y éramos prácticamente inofensivos para ellos… Por ahora.
Dio la orden a los lobos de descansar y todos resoplaron por la nariz a modo de protesta, pero ninguno fue capas de emitir protesta alguna, a la voz de Sam todos callaban y obedecían.

Luego, llegó la hora de la práctica.
Jasper estaba tan incomodo como los lobos pero de todas formas de adelantó unos pasos, como si se dirigiese hacia nuestros invitados.

“—Sigo pensando que todo esto es una muy, pero muy mala idea—“. Dijo él en su mente. “—¿Esta tropa de perros es confiable? —“. Me preguntó desconfiado e intranquilo mientras se movía lentamente y se alejaba un poco de nosotros.

Volteó un poco su cabeza buscando mis ojos y moví mi cabeza tratando de tranquilizar a mi hermano.

“—Bueno—“. Contestó resignado. “—, supongo que no tenemos mas salida que confiar—“.

Entonces se detuvo, dio media vuelta sin titubear, dando así la espalda a los licántropos y dirigiéndose a nosotros dijo:

—Carlisle tiene razón, van luchar como niños. Las dos cosas básicas que jamás debéis olvidar son: —. Las indicaciones eran en apariencia verdaderamente simples:
No dejar que nos atrapasen y no tratar de atacarlos de frente. —En cuanto vayáis a por ellos de costado y en continuo movimiento, van a quedar demasiado confusos para dar una réplica efectiva.—. Dijo para concluir la parte teórica.

Entonces fue el turno de la parte práctica del entrenamiento.

Estaba expectante, me sentía casi eufórico, como si el entusiasmo de Emmett me hubiera contagiado de una u otra forma, esperaba ansioso mi turno de practicar.

Siempre era agradable dejarse llevar un momento, estirar los músculos, por así decirlo. No teníamos muchas oportunidades de hacerlo, Esme se molestaba, todo debido a que Emmett se dejaba llevar demasiado y siempre terminaba rompiendo algo.

En ese momento Jasper solicitó la ayuda de Emmett para hacer una demostración ya que su ataque sería muy parecido al de un neófito.

—Procuraré no romper nada—. Dijo el interpelado.

—Con ello quiero decir que él confía en su fuerza—. Jasper trató de expirar que él al igual que los neófitos actuarían de forma directa. —Los neófitos tampoco van a intentar ninguna sutileza. Procuran matar por la vía rápida—.

Emmett y Jasper se desplegaron horizontalmente de norte a sur respectivamente ofreciendo un verdadero espectáculos a nuestros invitados.

—Vale, Emmett... Intenta atraparme—. Agregó Jasper y sin esperar un sólo segundo el aludido se abalanzó sobre él.

Sólo le fueron necesarios dos grandes pasos para llegar frente a él, sin embargo no pudo alcanzarle, era veloz pero no tanto como Jasper.
Emmett embestía una y otra vez como un gran animal furioso. Resoplaba y gruñía cuando no lograba su objetivo, pero no por eso dejaba de sonreír.

Su júbilo hizo eco en mi mente. ¿Estaba mal sentirnos tan dichosos?
Ninguno de nosotros podía evitarlo.

Podía ver cada movimiento, cada intención de mis hermanos en sus mentes, segundos antes que las llevasen a cabo, no obstante sentía el mismo regocijo al observar a cada uno realizar las intrincadas maniobras.

Todo terminó cuando Jasper logró vencer la defensa de Emmett al atraparle por la espalda y simular morderle la garganta. Este, al ver su derrota se maldijo y refunfuño, sólo su orgullo había salido herido de todos modos.

—Otra vez —. Exigió.

No hacia diferencia alguna que los lobos estuviesen registrando cada detalle de la practica. La derrota nunca era bien digerida por Emmett habría sido lo mismo si sólo nos encontrásemos nosotros.

Pero no quería que mi hermano acaparara toda la diversión, yo también quería participar, aunque la idea no le parecía tan divertida a Bella como a mí.

—Aguarda un minuto —. Dijo Jasper luego que yo reclamara mi turno.

Él disponía terminar de una vez con la aprensión de Bella que sentía por Alice.
Jasper sabía muy bien que ella sentía gran preocupación por mi pequeña hermana y Esme. Aquella noche Jasper se disponía a borrar sus miedos mostrándoles de lo ellas también eran capaces de hacer.

—Sé que te preocupas por ella, deseo mostrarte por qué no es necesario—.

Alice acudió junto a Jasper y comenzó el espectáculo.

“—Le llegó su hora a la pequeña chupasangre—“. Pensó un lobo al otro lado del campo.

Algunas risas resonaron al unísono.

“—A callar—“ Replicó la voz mental de Sam que llamó de inmediato al orden.

Ellos no tenían ni la menor idea de lo que mi hermana era capaz de hacer.

Jasper se agazapó frente a Alice, acosándola desde lo bajo, dispuesto a saltar sobre ella en cualquier momento.
Su técnica no sólo era sorprender, también amedrentar o en el caso de mi hermana… distraer.
Alice contuvo la risa y cerró los ojos para evitar ser distraída por él y se dejó guiar sólo por sus sentidos.

No podía verle pero si podía olerle, sentir su cuerpo antes que este siquiera la tocara.
Sus reflejos respondían aun más rápido que los de Jasper lo hacían, Bella no debía temer jamás por Alice.

Una y otra vez le esquivó, Jasper saltaba, caía al suelo, volvía a la carga con más fuerza esforzándose, exigiéndose más velocidad pero sus intentos era inútiles Alice era más perceptiva, más intuitiva pero sobre todo, más rápida que él.
Un sólo movimiento de bastó para vencer a Jasper.
Las mandíbulas de los lobos cayeron sin poder dar crédito a sus ojos, Alice había trepado a la espalda de Jasper y entonces le dijo amorosamente:

—Te pillé —. Para luego besar su garganta.

El movimiento tomó completamente desprevenido a Jasper quien no tuvo otra opción que aceptar su derrota no sin antes agregar que mi hermana era “Un pequeño monstruito”.

Esa noche no sólo fue una demostración de cómo aniquilar neófitos, también fue una forma de mostrarles a los Quileutes de lo queramos capaces de hacer, tenernos algo de respeto no les vendría nada de mal después de todo.

El desempeño de mi hermana les había sorprendido.

“—Nunca hay que medir al oponente por su tamaño—“. Dijo Sam a la manada. “—Sobre todo si son vampiros, por mas pequeños o indefensos que aparenten ser. ¡Recuérdenlo!”—.

Reí por lo bajo, era una buena lección que nunca deberían olvidar.

—Les vendrá muy bien aprender un poco de respeto —. Murmuré junto a Bella.

Pero dejando eso a un lado, además de todo lo anterior, tal vez aquel despliegue de habilidades también sirviera para que Bella comprendiera de una vez que en nosotros, que en mi podía confiar y había llegado el momento en que ella viera lo que también era capas de hacer.

—Mi turno—. Agregué en voz alta.

El cuerpo de Bella se tensó instantáneamente al oír mis palabras, ella no debía temer por mí, Jasper jamás trataría de herirme verdaderamente y sobre todo por que yo no le daría la oportunidad de hacerlo.
Apreté un poco su mano antes de marcharme.

“—Ve tranquilo hermanito, yo cuidaré a nuestra Bella—“. Habló Alice en mi mente y me alejé.

Así, uno a uno desfilamos frente a los ojos expectantes de nuestros invitados, cada movimiento, cada salto, cada golpe, cada técnica fue observada, analizada y grabada en la retina de los lobos y aunque estaba consiente que Bella no captaba más que un cincuenta por ciento de nuestra habilidad esperaba que lo que viera le fuera suficiente para sentirse tranquila sobre nuestra seguridad y la suya.

No fui conciente de la hora hasta que sentí el cuerpo de Bella apoyándose contra el mío,
Había sobrepasado el límite de sus fuerzas y ya no podía disimular su agotamiento.

—Estamos a punto de acabar —. Le aseguré.

La noche estaba llegando a su fin. Poco a poco la negrura se desvanecía y dejaría de brindarnos su cobijo.
Pero había sido una jornada provechosa, todos estaban complacidos inclusive Jasper, incluso yo.
Sin embargo ya era hora de terminar, pronto llegaría el alba y Bella debía descansar.

Mi hermano se volteó por primera vez hacia la dirección donde se encontraba la manada y entonces le dijo:

—Mañana seguiremos con la instrucción. Por favor, los invitamos a volver y observar—.

—Sí—. La respuesta de Sam no se hizo esperar. —, aquí estaremos—. Compartí con mi familia.

“—Pero antes de marcharnos hay algo que quisiéramos hacer—“. Agregó Sam.

La manada sentía que era imprescindible que ellos se familiarizasen con nuestros aromas.
Les había sido imposible individualizarnos al estar tan cerca los unos de los otros mientras practicábamos. Diferenciarnos por nuestros efluvios les ayudaría a la hora de la batalla, nos diferencia de los “malos”.


“Resignación, resignación”. Me dije a mi mismo y dejando salir un hondo suspiro me alejé de Bella para ir a hacia mi familia.

Para llevar a cabo tal reconocimiento tendrían que acercase peligrosamente a nosotros.


—Les sería más fácil si nos quedáramos quietos—. Terminé de decir luego de comunicarles las palabras de Sam.

—No faltaría más —. Respondió mi padre. —Lo que necesitéis—. Y lo decía de forma literal.

Carlisle haría cualquier cosa con tal de contar con su ayuda, incluso dejar que lo olfateasen.

La idea era tan desagradable para ellos como para nosotros, algunos gruñían mientras de desperezaban, otros se quejaban pero ninguno se atrevió a cuestionar la orden del macho alfa.

Comenzaron a avanzar hacia nosotros, el corazón de Bella había dado un brinco al escuchar mis palabras pero no podía correr hacia ella, no ahora que los lobos venían en camino. Debíamos evitar los movimientos bruscos que pudieran asustarlos o molestarlos. Ellos también se movían con cautela, Sam encabezando el grupo, aproximándose lentamente sin perdernos de vista, observando cada leve movimiento.


El más contento de todos era Jacob Black, había permanecido callado durante toda la jornada, había sido el único lobo que no había gruñido con la idea de Sam, él esperaba poder acercarse a nosotros, pero nosotros no éramos la verdadera razón, Jacob quería acercarse a Bella.

Ella también les pudo ver, estaba amaneciendo y ellos ya no estaban al resguardo de las sombras. En su rostro se podía ver asombro y ansiedad.
Quería sostenerla de la mano, quería formar una pared con mi cuerpo que se interpusiera entre los lobos y ella pero no podía hacerlo, estaban muy cerca, avanzando más y más.
Entonces Sam llegó frente a nosotros, frente a mi padre y a mis hermanos que se encontraban a la cabeza de la familia.
La incomodidad de Jasper fue aparente, su cuerpo rígido, la mirada expectante, todo lo indicaba.

Carlisle, Jasper. Cada uno fue olfateado por Sam y cuando fue el turno de Emmett este pensó.

“—Jamás pensé que un día un lobo me olisquearía por doquier—” Pensó divertido Emmett. “—Ahora si que puedo decir que lo he vivido todo—“.

Era impresionante como mi hermano lograba ver todo desde una perspectiva tan relajada incluso en los momentos más incómodos.

Uno a uno fuimos olisqueados por Sam. La tarea no tardaba más de uno cuantos minutos y en todo momento contuvo sus impresiones acerca de nuestro olor, pero no podía evitar pensarlo y no podía ocultar de mí el sentimiento de franca repulsión, más era algo que consideraba necesario.
El segundo lobo era ni más ni menos que Jacob Black. Aquello me confundía un poco, ¿No había sido su antepasado el líder con el cual habíamos realizado el tratado? ¿ No era él descendiente directo del jefe de la manada? Por ende, no era él mismo derecho a ser líder de la manada también? ¿Por que se conformaba con se el segundo?.

Fue toda una revelación para mi.
Bella no me había contado nada sobre eso, acaso Jacob se lo ocultaba a ella.
Decidí adentrarme en ese confundo mundo de la conciencia compartida y encontré cosas realmente sorprendente. Había tanto que Jacob Black trataba de ocultar, tanto que no le había contado a Bella. Todos teníamos secretos, incluso los perros.
No sentí que hacía mal al inmiscuirme en sus cabezas, ellos estaban aprendiendo todo cuanto nos hacia débiles ante ellos que yo recolectase información relacionada a la manada era algo que necesitaba hacer, debía emparejar la balanza.
Estaba en un error al pensar que eran un grupo de tontos adolescentes, no, eso era quedarse corto. No sólo había chicos adolescentes sino que ahora contaban con verdaderos niños en sus filas y no sólo eso, también había una hembra.
Mucho pudor existía a su alrededor, la situación era verdaderamente incomoda. Pero no se limitaba solamente a la diferencia de sexo, al ciclo natural por el cual pasa la mujer en el mes, iba más allá de lo obvio, existía todo un culebron detrás de ella.

Dejé de pensar en ellos, Bella permanecía con los ojos fijos en Jacob. ¿Le había reconocido? Posiblemente, en su rostro sólo había admiración, fascinación, en vez de miedo como me habría gustado.
Soltó de pronto una franca y traslucida risa en respuesta a las monerías que él le dedicaba, se había percatado de la atención de Bella lo que no hizo más que alentar a Jacob quien dejó la fila en la cual permanecía y se dirigió hacia ella.

Sam habría querido decir algo pero al igual que todos permanecía atónito.

"—¿Que esta haciendo Jacob?—". Pensaron sorprendidos los otros lobos.

Él pasó trotando junto a mi, sin siquiera considerar la posibilidad de que yo pudiera tomarle por el cuello y lanzarlo muy, muy lejos.

“—Que nadie se mueva—“. Ordeno entonces Sam. Jacob era el segundo mando, Sam podía ordenarle, sin embargo Jacob podía elegir obedecerle o no. "—Tenemos un trabajo que hacer—“. Se limitó este a decirle.

“—Desgraciadamente ya conozco el aroma de todos ellos—“. Respondió el aludido y siguió moviéndose hacia Bella.

“—Calma Edward, él no hará nada y nosotros tampoco. Calma—“. Me incitaba mi padre que también había comprendido de quien se trataba.

“—Rayos—“. Exclamaba a su vez Emmett.

Enseguida sentimos la ola de tranquilidad que nos baño por completo. Jasper trataba de disolver la bruma que amenazaba con destruir la maldita alianza.

¿En que diablos había pensado cuando acepté todo eso?

“—Es por ella Edward, recuérdalo. Es por ella—“. Volvió a decir Alice.


—¿Jacob? —. Preguntó Bella dudando de lo que veían sus ojos.

Bella debía gritar, debía retroceder pero no lo hacia, permanecía ahí con los ojos brillantes y la fascinación en el rostro.

"—Tranquilo Edward—". Dijo Alice. "—Ya sabes que son amigos, tal vez tuvieran una pelea anteriormente pero son amigos, recuérdalo—".

No era algo que necesitase que me recordaran, sabía perfectamente que era su amigo.
Pero ahora no era su amigo, no era Jacob, en ese momento no era humano, era un animal salvaje, con garras, con colmillos y dientes afilados, era un lobo, un maldito lobo.

Bella extendió en ese momento su mano hacía delante con la clara intención de acariciarle. Una doble puntada se clavó en mi pecho al ver en su muñeca una pulcera con una queña figura colgando de ella. Y esa figura no era otra cosa que un lobo.
Estaba completamente desilusionado. ¿Por que a mi me negaba lo que al el le permitía?
Además no sabía que quería ver en realidad, habría preferido verla gritar horrorizada pero no así, no radiante, no embelezada, no así, acariciando por doquier el pelaje del perro.

Jacob estaba disfrutando al máximo aquella muestra de afecto, se sentía protegido por su manada y por mi familia. Él sabía que yo no haría nada estupido, sabía que me tragaría mi furia y mi orgullo roto, entonces amparado por todo eso sacó su asquerosa lengua y la pasó por el rostro de Bella.

—¡Eh, Jacob, bruto! —.

Los lobos se prepararon para saltar sobre nosotros al menor movimiento.
Jacob Black era un ser egoísta y se amparaba de la situación para cometer sus bajezas.


“—Umm… Supongo que eso no cuenta como un beso ¿Verdad? —“

Era mentira que sentía amor por ella.
Amor era renunciar, amor era dejar pasar aquello que nos hiere, que nos lastima, todo por el bien amado.
No era amor lo que su mente infantil creía que sentía por ella.

Apreté mis puños mientras Jasper trabajaba más y más duro sobre todos nosotros pero en especial sobre mí.

Yo no quería su falsa tranquilidad.
Quería arrancar una por una las patas de ese inmundo perro. Quería agarrar su lengua y estrangularlo con ella.

¿Por que Bella actuaba de esa forma?
¿No sabía en la posición tan complicada que nos encontrábamos?
¿Como podía exponerse así?
¿No le habíamos dicho en más de una oportunidad que los lobos eran peligrosos, que eran inestables?


“—Es una verdadera vergüenza. Aquí nosotros obligados a rebajarnos y que hace ella? Juega con el perro. Es una verdadera vergüenza—“. Se quejaba Rosalie.

Jasper también estaba molesto. No aprobaba el actuar de Bella. Pensaba que era demasiado y solo pedía un poco de consideración.

La manada estaba nerviosa.
El actuar de Sam era muy parecido al de mi padre, sentía que el sacrificio valía la pena. Él era capaz de hacer todo con tal de proteger su pueblo y se encargaría de llamar al orden a Jacob cuando fuese oportuno pero no ahí, no en ese momento.

“—¡Retroceded todos! —“ Les ordenó. “—Lentamente—“.

Estaba molesto. No dejaría pasar algo como eso. Mucho había estado en juego.
Si ocurría cualquier baja en cualquiera de los lados no sería posible defender Forks y La Push entonces todo estaría perdido.

Jacob se alejó un poco escapando del golpe que Bella trataba de propinarle riendo descaradamente.

Por mucho que odiase la situación, que odiase el vínculo sentimental que existía entre ambos, no podía hacer nada para evitarlo.
Amaba a Bella, le amaba con todo mí ser, con mi mente, con mi cuerpo consagrado a ella, con mi voluntad y con mi amor propio. Yo no era nada sin ella y todo le perdonaba, le perdonaba inclusive tener que compartir su cariño con un perro.
En ese momento sentía un nudo en la garganta, lo empujé hasta el fondo de mi ser, no podía disponer ni controlar sus sentimientos pero si podía controlar los míos y no debía permitir que nadie viera el dolor que sentía, no dejaría que nadie viera mi orgullo pisoteado.
Fingiría, Jacob Black no tendría el gusto de verme humillado.
La indiferencia sería mi mejor aliada, todo esto no era mas que una maldita competencia para él, lobo contra vampiro, una competencia por ver quien se quedaba con la chica, que criatura era mejor, superior. Más fuerte, más veloz, más inteligente. Era… infantil, idiota, yo no estaba para juegos ridículos, la vida de Bella estaba en juego, la de Bella y la de todos nosotros. Y él sólo pensaba en hacer estupideces que lograsen acabar con mi paciencia?
No participaría en eses juego, no debía permitir que me molestase, no debía tomarle por la cola y lanzarlo contra los árboles.

¿Que ganaría con eso? Seguramente me sentiría increíblemente bien, pero no ganaría realmente, perdería y perdería mucho.
Perdería la oportunidad de salvar a Bella, a mi familia y estaba seguro que perdería mucho más.

“No debía, no debía, no debía”. Repetí en mi mente recurriendo a todo mi autocontrol y dejando que el poder de Jasper trabajase sobre mí.

¿Me vería Bella con los mismos ojos si es que yo acababa con su amigo? Estaba seguro que no, si lo hacia la perdería para siempre.

La manda, Sam, nos observo, me observo detenidamente a medida que se alejaban.
La relajada actitud de Jacob y me fría postura le indicó que todo estaba controlado y que ningún enfrentamiento se llevaría a cabo aquella madrugada, y se alejó no sin antes pensar que Jacob no pasaría sobre la manada.

Carlisle y el resto de mi familia se relajaron a su vez.

—Esta vez si que me haz hecho trabajar—. Se quejó Jasper.

—Yo sabía que no haría nada—. Agrego Alice a mi lado.

—¿Así?. ¿No me dirás que ahora eres inmune a los lobos que puedes ver nuevamente el futuro? —. Dije sarcásticamente.

—No, no puedo. Pero si veo cuanto amas a Bella y eso es suficiente—.

—Por favor—. Se quejó Rosalie. —¿Podríamos dejarnos de tonterías? Ya quiero llegar a casa y darme un buen baño para sacarme este inmundo olor a perro de encima—.

—Buena idea, yo te acompaño—. Respondió Emmett y juntos se alejaron también.

“—Gracias hijo—“. Pensó Carlisle.

Acaso alguna vez la vida dejaría de darme pruebas tan difíciles de soportar. ¿Era mucho pedir que Jacob falleciera de causas naturales en vez de estar ahí dando vueltas alrededor de Bella como lo había previsto Alice.
Si no hubiera podido leer su mente habría pensado que efectivamente había podido ver el futuro ya que ese preciso momento Jacob movía su cola junto a Bella.

—Es mejor que nos marchemos—. Dijo Esme. —Estoy segura que esos lobos rezagados están esperando a Jacob y no debemos preocuparnos por ellos—.

—Efectivamente—. Les dije. —Es mejor que se adelanten, estaremos bien—. Aseguré.

Esme tomó de la mano y a Carlisle comenzaron a caminar.

—Les esperaremos—. Dijo Jasper, pero en realidas yo sabía que esperaría por mi sólo por precausion. ¿Acaso aun dudaba de mi autocontrol?

Caminé hacia Bella e ignorando al perro le dije:

—¿Estás lista? —.

Entonces Jacob me habló silenciosamente.

Exigía detalles sobre la seguridad de Bella.
¿Si la dejaría sola? ¿Si sería seguro hacerlo? ¿Donde estaría cuando llegasen los neófitos? ¿Quien y donde le cuidaría?.

Contesté que aun no habíamos averiguado todos los detalles. Muchas cosas aun estaban por resolverse.
No era ir y dejar a Bella en cualquier sitio.
Mi respuesta no le gusto en lo mas mínimo.

“—¿Como que no tienes todos los detalles claros?—“. Refunfuño. ¿No estarás pensando en dejarla sola? Por que si es así te advierto que yo no lo haré, no la dejaré sola. Si tu quieres puedes ir a luchar junto a tu familia, pero yo no la dejaré.
Además nosotros arreglaremos que su padre se quede en La Push, ella puede ir también, ahí estarán seguros—“.

—Es más complicado que todo eso—.
Muchas cosas podían suceder en la batalla, no podía exponer a que Bella estuviera ahí, sería como agitar un pañuelo rojo frente a un toro.
Y dejarla en la reservación tampoco era una buena idea, Victoria conocía demasiado bien toda la zona y el rastro de Bella sería muy fácil de seguir para ella. No podía dejarla tan lejos, expuesta y además en un lugar donde ninguno de nosotros tuviera acceso.

Pero él no debía preocuparse de todo aquello. Yo me encargaría que Bella estuviera a salvo, ese era mi deber, no suyo. Yo no dejaría la vida de Bella en las sucias patas de Jacob.

—¿De qué estáis hablando? —. Dijo ella.

—Sólo estamos discutiendo sobre estrategias—. Contesté automáticamente.

“—Veo que nunca dejaras de ocultarle cosas.
¿Cuando comprenderás que ella es mas fuerte de lo parece y que es su vida la que esta en juego, tiene derecho a saber—“.

Ignoré sus mentales palabras, Bella ya sabía suficiente, no necesitaba tener más preocupaciones.

“—No puedo creer que le mientas así como si nada—“. Comprendió que no le contaría nada a Bella y se alejó corriendo.

Quien era él para criticarme? Habían muchas cosas que Jacob ocultaba de Bella.

“—Ya veremos, ya veremos—. Agregó amenazante cuando se alejó. —No le mentirás en mi presencia—“.

No se marchaba, por el contrario, volvería de inmediato, pero volvería en su forma humana y entonces él le contaría.

Jacob no dejaba de tentar su suerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encantan tus libros.Spero que acabes pronto el ultimo libro...stoy ansiosa por leerlo.saludos desde españa

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