Elamor imposible entre un vampiro y una humana tiene enloquecidos a los jóvenes. 'Crepúsculo' los puso a leer una historia que no tiene ni violencia, ni sexo, ni drogas, ni alcohol.
Eran una sola mancha negra. Cientos de ellos, de veinte, quince, doce años, amigos, anónimos, todos vestidos de negro y unidos en una sola palabra: Crepúsculo. El sábado de cierre, la Feria del libro de Bogotá parecía estar de luto. Ese fue el sitio de encuentro de los fanáticos de esta saga literaria -también cinematográfica- que tiene como protagonista a un vampiro. No es un vampiro de la estirpe del Drácula de Bram Stoker. Tampoco es del estilo de las crónicas de Anne Rice. Este vampiro -salido de la pluma de Stephenie Meyer- es un tipo bueno que no les chupa sangre a las personas (Edward Cullen, se llama, es "vegetariano" y solo muerde a animales) y está enamorado de una humana: Bella Swan. Una historia que ha vendido 53 millones de libros en el mundo, se ha traducido a treinta idiomas y trastornado a los jóvenes.
Daniela López, 20 años, recuerda que resistió cuanto pudo para no leer esta historia de Cullen. Había tenido pesadillas una noche que leyó Drácula y prefería estar lejos de los colmillos de cualquier vampiro. Al final abrió los libros y no pudo salir de ellos. Se enganchó tanto a la saga que creó una pagina web que alcanzó a recibir tres mil visitas diarias y ahora tiene un blog donde se formó una suerte de familia seguidora de esta historia. Una familia de Twiligthers. "Edward es mi hombre perfecto. Es el más caballero que existe", suelta Daniela.
Datos de Edward: nació en 1901, pero tiene una apariencia de eterno adolescente; es pálido y tiene ciertos poderes, como leer la mente de las personas. Años atrás chupaba sangre humana (aunque solo de malvados y criminales), pero se hartó de ello. Cuando conoció a Bella quedó atrapado por el olor de su sangre. Pero él no quiere hacerle daño, no quiere morderla ni volverla como él. Lucha para contener el deseo de estar a su lado. Es el clásico amor imposible. Algunos se han arriesgado a llamarlo el Romeo y Julieta moderno.
Angélica Barón -más conocida en el mundo fan de Crepúsculo como Gía- tiene 22 años y está próxima a graduarse de arte visual en la Javeriana. Tiene una pinta gótica que cuenta que existe desde antes de leer la saga. Ella explica su atracción por los libros de Meyer: "Rompieron el estereotipo de los vampiros". Ni Daniela ni Gía se han tomado tan a pecho el fanatismo como otros muchachos que conocen y han llegado, por ejemplo, al punto de mandarse afilar los dientes (limárselos, explican, "se lo piden a un odontólogo") o ponerse tatuajes con frases enteras dichas por Edward o por Bella. "Algunos se mutilan las orejas y usan lentes de contacto rojos, para que sus ojos se parezcan a los de los protagonistas vampiros", cuenta Gía. Hay quienes les han pedido a sus papás -y lo han logrado- que se compren un Volvo igual al que usa Edward en la película (interpretado por el actor de moda, el británico Robert Pattison).
John Jairo González tampoco ha llegado a estos extremos. Tiene 21 años, estudia segundo semestre de economía y leyó los cuatro libros de la saga -Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer- en menos de un mes. ¿Dientes afilados? No. ¿Ojos rojos? Tampoco. Pero John Jairo cuenta que sí busca parecerse en algo a Edward Cullen. "En la apariencia -comenta-. Trato de vestirme siempre formal, para no desentonar, y usar su forma de expresarse". Edward tiene una manera muy romántica de hablarle a Bella, explica. "Es un tipo chapado a la antigua (cómo no, si tiene más de cien años) y sus comportamientos siempre son correctos". Ese es otro detalle que encanta de este vampiro moderno. Un gentleman.
El mundo de Edward y Bella también parece pensado en detalle para que los padres de familia lo acepten sin ponerle reparos. No hay droga, no hay alcohol, no hay sexo. Su autora, Stephenie Meyer, es una estadounidense de 35 años que con esta saga se convirtió en la más vendida el año pasado en Estados Unidos. Casada, con tres hijos, filóloga de profesión, Meyer pertenece a la Iglesia mormona.
Muchos han comentado que la castidad que rodea a los personajes de sus obras proviene de sus creencias (la Iglesia mormona reprueba, por ejemplo, las relaciones sexuales antes del matrimonio). En sus páginas se defiende la institución familiar y el sentido de tener una pareja para siempre. "Crepúsculo es una historia demasiado mojigata", opina Natalia Mejía, que se declara gótica de tiempo completo y muy distante de los seguidores de este cuento romántico. Para ella, la estirpe de Cullen es de vampiritos algo tibios, tirando a light.
Pero justamente ese argumento limpio, basado en esencia en una historia de amor, es lo que les da tranquilidad a los padres de familia que tienen que ver cómo sus hijos leen sus páginas sin parar y buscan desaforados sus películas en las salas de cine. "Mi hija se devora un libro en dos días", cuenta Luz Marina Botero, mamá de una adolescente fanática de esta trama vampírica. Luz Marina no ha leído los libros, pero sí se mantiene al tanto de Edward y Bella con los resúmenes que le hace su hija. "Al principio me molestó un poco esa obsesión -reconoce-, por eso de que era algo con vampiros. Luego supe que se trataba de una historia linda".
Natalia y Camila Gómez son gemelas, tienen 12 años y van a entrar a séptimo en el colegio. El sábado, vestidas de negro como mandaba la convocatoria, mostraban una pancarta que ellas mismas habían hecho la noche anterior pidiendo la llegada oportuna de la segunda película de la saga. "Aquí las estrenan muy tarde", se quejan. Están emocionadas con la presencia de la actriz colombiana Catalina Sandino en la tercera cinta que ya empezó a grabarse, Eclipse. "Va a interpretar a María -cuentan-. Una vampira mala". Tienen los cuatro tomos forrados con plástico transparente para que no se dañen. Su mamá, Marta, dice: "Es chévere que en esta época un niño pida que le compren un libro. Esa es la gracia de esta historia". Y recuerda que ha tenido que obligar a sus hijas a apagar la luz, en la madrugada, para que no lean más.
En total, esta saga vampírica suma 2.560 páginas y varios de sus fans la han leído más de una vez. Y no se quedan solo con esas páginas. Como Stephenie Meyer suele hacer referencia a sus autores preferidos, Shakespeare y Jane Austen, entre otros, sus fanáticos han empezado a leerlos.
Leen lo que Meyer lee. Y también oyen la música que ella oye. La siguen. Gracias a su página web, sus fans saben hasta lo que Meyer hizo en sus vacaciones de verano. Blogs, Twitter, Facebook, Youtube están llenos de clubes de fans de estos vampiros. Hay todo tipo de objetos a la venta: botones, camisetas, pulseras, agendas. De hecho, la semana pasada salieron a la venta los muñecos de Edward y Bella elaborados por Mattel. El fenómeno ha sido visto incluso por expertos sociólogos, que encuentran explicación en el hecho de que los jóvenes se ven reflejados en la figura del vampiro incomprendido, rebelde y marginado.
"Solo un vampiro te querrá para siempre". Esa es la consigna para muchas adolescentes. Aquí lo que gusta, además de su protagonista, claro, es el drama que les impide a Edward y a Bella estar juntos. A Bella no le importa que su chico sea un vampiro. Bella quiere estar con él. "Ella es una pelada común y corriente, medio torpe, como cualquiera de nosotras", dicen sus seguidoras casi en coro. Por cierto: Bella cumple años el 13 de septiembre. Para ese día, Natalia, Camila, 'Gía' y John le planean una fiesta.
Fuente: eltiempo
No hay comentarios:
Publicar un comentario