jueves, 7 de enero de 2010

"LOS CUATRO": Prologo y Capitulo1

Bueno, esta es otra de mis novelas en la que hace mucho que no trabajo. De todos modos está bastante avanzada :) Opinen y disfrutenla como yo lo hice al escribirla. Besos y espero sus comentarios en el blog :) Prólogo ¿Quién hubiera imaginado los talentos que cada uno de nosotros podría tener? Para cualquiera hubiera sido posible sólo en un mundo de fantasía, pero este era nuestro mundo. Una nueva generación había nacido: algunos serían líderes, otros simples seguidores, que tarde o temprano se rebelarían. Yo jamás comprendí lo maravilloso de la vida hasta ese día en el que capté las diferentes capacidades que teníamos, mentales y físicas. Fue difícil adaptarse, pero fue aún más complicado desarrollar mis habilidades y entender las que tenían los demás. Pero con estos nuevos poderes que cada uno tenía, surgieron nuevos peligros y rivalidades más poderosas. Muy pocos estarían a mi favor y demasiados en contra. Se darían cuenta sobre el final cuál era el lado correcto. 1. Nacimiento Mi vida siempre fue aburrida. No había nada interesante que contar hasta que cumplí mis diecisiete años. Era mi último año de preparatoria. Recién ahora me daba cuenta de lo mucho que quería quedarme, no quería empezar la universidad ni buscar mi primer trabajo. Me sentía definitivamente como sapo de otro pozo en ese futuro tan cercano. Los primeros días pasaron rápidos, sin turbulencias, sin novedades. Básicamente, como siempre habían sido. Aún nada había cambiado. Mis amigas eran las mismas: Kate, Sammy y Leslie. Mis enemigos también: Alison y Mandy. Jamás dejarían de serlo, eran francamente insoportables por diferentes motivos. Las cosas tomaron otro rumbo después de dos meses de haber comenzado las clases. Fue allí cuando todos empezamos a actuar distinto y a descubrir nuestras nuevas e incipientes habilidades. Maravillosas e incontrolables al principio. Algunos las notaron antes. En realidad, éramos sólo cuatro quienes lo habíamos hecho: Kate, Patrick, Jared y yo, Bella. Ellos nos hicieron descubrir a Kate y a mí nuestros poderes, ya que, al parecer, los suyos los conocían a la perfección y sabían manejarlos con mucha precisión, aunque Patrick tenía mejor control que su hermano Jared. Fue de lo más complejo para ambas aceptar nuestros poderes, los de ellos y la realidad que estos revestían. Pensamos que éramos las únicas que los poseíamos además de ellos, pero luego vimos que todos los teníamos. Todo comenzó en noviembre. Patrick y Jared eran unos perfectos desconocidos para nosotras dos, ni siquiera eran de nuestro año. Sin embargo, ya los habíamos visto en un par de ocasiones de lejos. Eran lindos, más que eso. Kate se había enamorado de Jared cuando entró un recreo a su curso y lo vio. Ese mismo día el había aplicado sus poderes sobre ella. Por mi parte, me había resistido a enamorarme de Patrick por nuestra diferencia de edad, pero esa resistencia no duró mucho. Esos casi 2 años que nos separaban no fueron una complicación finalmente.
 Kate fue quien me advirtió de sus habilidades, que yo no podía creer. Contacto mental. Leían nuestras mentes y podían comunicarnos la información que ellos deseaban. Y no sólo eso, podían controlar nuestros cuerpos e incluso lo que decíamos. Fue asombroso experimentarlo por primera vez. Demasiado extraño también, uno no escucha, hasta ahora, todos los días a alguien hablando en su cabeza, a menos que fueran los propios pensamientos. Patrick sabía todo de mí, incluso mis más oscuros y ocultos secretos. Yo no sabía nada de él, pero quería. Fue una charla interesante, que empezó con una serie de escalofríos que anticipaban su entrada en mi mente. Era complicado captar lo que decía porque era primeriza, pero con el tiempo sería muy sencillo. Me sorprendí con lo que dijo: te amo. Quedé helada y por ese motivo empezaba a dudar de la realidad de lo que escuchaba y de mis facultades mentales. Quizás me había vuelto loca, pero no. Me lo repitió una y mil veces sin cansarse, hasta que le creí. Kate pasó por lo mismo, más bien algo parecido, porque los hermanos usaban técnicas un poco distintas. Jared era más “violento” al entrar en su mente: mareos, escalofríos, calor. Patrick tenía un manejo excelente, sus “invasiones” a mi cuerpo podían calificarse en diferentes grados: el más leve solo presentaba escalofríos, no podía escucharlo, solo sabía que estaba viendo y escuchando lo mismo que yo; el más grave me llevaba al punto de caer rendida en el suelo, a punto de desmayarme. No era común que lo aplicara, por suerte, ya que, según el mismo me transmitía, se preocupaba por mi estado de salud y no podía quitarme tantas energías. Por ahora había una cosa clara: podía tener contacto mental con Patrick y con Jared al igual que Kate, pero no podía leer sus mentes como ellos a nosotras, o a cualquiera que quisiesen. Ahora faltaba revelar mi verdadera capacidad especial. Tenía capacidades secundarias, pero la principal era ver el futuro. Mis visiones habían empezado hace varios años atrás, había soñado accidentes de tránsito que luego ocurrían y adivinaba los números ganadores de la lotería, pero creía que eran simples coincidencias, aunque en el fondo sabía que no era así. Mis premoniciones no fallaban casi nunca, y la mayoría eran bastante claras, no hacía falta analizarlas para comprenderlas, se presentaba el hecho tal cual iba a ocurrir. Me encantaba tenerlas, eran muy útiles. Kate tenía la misma capacidad, aunque desarrollada de otro modo. Ella soñaba con cosas más abstractas o dibujaba lo que luego pasaría. Sus predicciones requerían de análisis previos para entenderlas, con algunas excepciones. Hasta ahora sonaba todo perfecto, pero gente peligrosa también tenía poderes que podrían usar a su antojo. Ahí entraba en acción una de mis habilidades secundarias: podía saber que poder tenía cada uno con solo ver a la persona y estar con ella un instante. Solo bastaba un minuto, un par de segundos de encontrarme con esa persona y ya sabía que podía hacer, si lo suyo era físico o mental. A partir de allí, aplicaba mi segunda habilidad secundaria: podía relacionar de la nada hechos, datos, personas, cualquier cosa. Mi mente armaba rompecabezas hasta derivar en diversas conclusiones, ya fuesen nuevas premoniciones o encontrar caminos para lograr mis objetivos, encontrar las debilidades y fortalezas de quien yo quisiera, saber cuando alguien mentía. Averiguaba todo, hasta el más mínimo detalle de cualquier cosa que me interesara. Y todo podía empezar a partir de un nombre o un número. Sin dudas, era el nacimiento de una nueva era. Todos aquellos que asistían a la preparatoria de Cambridge poseían capacidades extraordinarias e inimaginables. Los adultos no lo entendían. No creían en lo que sucedía, sus mentes no estaban preparadas para semejante cambio, pero deberían acostumbrarse a lo que sucedía. Nosotros, los adolescentes, sin quererlo y sin saberlo, cambiaríamos el mundo. No éramos los únicos, en distintas partes del planeta se habían registrado hechos similares. Era una adaptación para sobrevivir, el más fuerte ganaría, el que tuviera las habilidades necesarias, extremadamente desarrolladas, el que tuviera el don natural del liderazgo llevaría a esta nueva raza humana adelante. En mi curso, Alison fue la primera en alardear de sus recién adquiridos poderes. Claro, jamás podía dejar de ser el centro de atención, ni bien alguien la superaba en algo o hacía algo que agradara o sorprendiera a los demás, ella salía en su defensa con excusas o intentaba aplastar, literalmente, a esa persona, sin que nadie se diera cuenta de que lo había hecho, quedando como una santa frente al otro, que quedaba como agresor y era apartado y rechazado por el grupo. Esa era la posición que yo ocupaba: apartada. Pensaba diferente a los demás y me rebelaba frente a ese estúpido reinado de huecas como Alison. Y eso significaba tirarse al precipicio de la exclusión. No era nada sorprendente su capacidad, pero ella hizo que pareciera algo impresionante e inigualable. La única que se daba cuenta de sus mentiras era yo, y veía claramente lo que podía hacer. Una capacidad mental: convencer. Según ella, podía cambiar el pensamiento de quien quisiera y manejarlo a su antojo. La realidad es que podía lograr “si” fáciles en situaciones determinadas que no implicaran decisiones importantes y sólo en aquellas personas con mente débil y personalidad influenciable. No era mi caso ni el de Kate. Pero al parecer el resto del curso era igual que la plastilina para modelar. Luego siguieron los demás: Mandy, otra hueca más, tenía la habilidad de escabullirse de los problemas -algo que cualquiera que no tenga poderes puede hacer- Fionna podía adoptar súper velocidad, Kim creaba visiones –hacía ver personas u objetos donde en realidad no estaban- Sony evitaba rivalidades, podía pacificar a cualquiera y evitar peleas, Monique cambiaba de aspecto –ropa, pelo, etcétera- Jacob podía estar en más de un lugar a la vez, Sam convertía en realidad lo que imaginaba, pero solo objetos, y Sammy poseía el don del engaño, incluso a mi podía llegar a embaucarme. Kate y yo decidimos mentir sobre nuestras habilidades y ni se nos ocurrió mencionar el contacto mental con Patrick y Jared, no solo porque ellos no querían, si no porque significaba un gran riesgo que nuestro secreto se supiera. Por otra parte, conocí las habilidades del curso de Ashley, amiga de Kate, en donde también estaba Jared -era solo un año menor y compartía una diferencia de solo tres meses de edad con Kate-. No vale la pena mencionar los poderes que allí había, aunque algunos eran bastante interesantes. Ashley podía conquistar a cualquier chico que quisiera, o casi, porque Patrick y Jared no entraban en esa lista. También lograba algo parecido con casi todas las chicas, pero para conseguir su amistad o favores. Claro, yo era la excepción, porque puedo bloquear mi mente frente a quienes intentan aplicar sus poderes mentales sobre mí. Kate tampoco entraba en la categoría, ya era su amiga desde antes de que ocurrieran estos cambios. Los únicos poderes que faltaba develar de mis amigas eran los de Leslie, quien era una clase de tecnópata de baja calidad -solo podía crear objetos tecnológicos que no requirieran muchos conocimientos- y Sonia, que cursaba junto a Patrick, quien podía recordar cualquier cosa que le dijeran o pasara. Los primeros días luego de los hallazgos fueron divertidos: todos iban por los pasillos intentando aplicar sus poderes. Los profesores no estaban particularmente alegres por ello, ya que generalmente la mayoría fallaba en sus intentos y varios debieron ir a la enfermería. Los que más rápido tuvimos control de nuestras habilidades fuimos Kate, Ashley, Sony, Sammy, Livy –una chica de primer año que también tenía el don de la telepatía, menos desarrollado-, Sonia, Alison, Patrick, Jared y yo. El resto tardó unas dos semanas en empezar a comprender y maniobrar mejor sus dones. Además las habilidades mentales eran, en algún punto, más sencillas de controlar y no significaban del todo un riesgo físico si algo fallaba. Aún continuaba todo tranquilo en la preparatoria, a pesar de todo. No había enfrentamientos, más bien hubo una especie de unión entre todos los estudiantes por la emoción que generaban los dones. No tardaría mucho para que las cosas cambiaran. En otras partes del mundo, como en Reino Unido y otros estados de Estados Unidos, principalmente en Oregon, los conflictos empezaron a surgir. Las escuelas cerraban y la gente huía despavorida ante grupos que utilizaban sus habilidades para llegar al poder. Los diarios y la televisión no dejaban de hablar de ello, y la ola de violencia seguía expandiéndose. Adolescentes intentando llegar al mando no sólo de su país de residencia, sino que buscaban aliarse con otros grupos de insurrectos para conseguir un dominio mucho más amplio. El panorama aquí no era alentador, según mis predicciones en un mes aproximadamente comenzarían los primeros “golpes” en Cambridge, y mi preparatoria no estaba excluida, era, o más bien sería, el epicentro de la acción. Era, precisamente, donde empezaría la verdadera guerra entre dos bandos: aquellos que solo utilizarían sus poderes con responsabilidad y aquellos que querían tenerlo todo y controlar todo. Lo más grave era que el segundo bando, desde ahora los insurrectos, era demasiado grande y entre sus filas habría dones muy peligrosos. Kate ya lo sabía también, al igual que Jared y Patrick. Nosotros cuatro ya nos estábamos preparando para los ataques. Nuestras habilidades ya estaban muy desarrolladas, aunque aún no sabíamos que teníamos mucho más por descubrir. Nadie podía enterarse todavía de lo que sucedería o de lo contrario el futuro podía cambiar. Este había sido el nacimiento de una nueva generación, pero también fue el principio del final. La lucha entre el bien y el mal estaba a punto de darse y esto decidiría el destino del resto de la humanidad. ¿Acaso el bien ganará? ¿O será demasiado poderoso el mal como para destruirlo? Aún no podía saberlo, ni siquiera mis visiones me proporcionaban esa información. Solo debía estar lista para cuando ese momento llegase. Y esperar que todo fuera por el buen camino.

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