Sin duda, Paul Giamatti es uno de los mejores actores de su generación, y es una pena que no tenga el respeto que se merece. Con aplomo, se adueña de un rol que en otras manos no hubiese sido atractivo, hace una maravillosa construcción de personaje y es la principal razón para ver La versión de mi vida, un filme lleno de humor e inteligencia que nos recuerda que la comedia puede contener películas mucho más interesantes de lo que a veces llena la cartelera.
Barney Panofski, un productor de TV que ronda los cincuenta años, hace remembranza de etapas de su vida, especialmente en lo que se refiere a su lado sentimental, desde su primer matrimonio en Roma, su segundo en Montreal, su amistad con el desaparecido Boogie y su tercer matrimonio con la enigmática y exquisita Miriam, el amor de su vida y de quien está actualmente separado.
El personaje central, es prácticamente la encarnación no exultante pero sí amable de la letra de la canción de Paul Anka “My Way”, popularizada por Frank Sinatra. Este es un hombre de múltiples defectos, de personalidad propia y que, si en algo se distingue, es que ha vivido una vida plena y siempre conforme a su estilo. Para bien y para mal. Barney es egocéntrico, no está cuando su mujer realmente le necesita, casi un alcohólico y además propenso a cometer errores graves por su soberbia. Con semejante lista de dudosas cualidades, la composición de un personaje como este puede resultar en alguien fácilmente detestable. El mayor acierto del filme es Giamatti, quien amalgama todos los aspectos de Barney y lo convierte en un ser humano tangible. Esa autenticidad es magnífica, especialmente si se tiene en cuenta que el repaso de las luces y sombras de su vida sentimental está hecho desde el punto de vista del personaje y, tal como indica el título original en inglés Barney’s version, es su versión particular de los hechos.
Con ironía y gran sensibilidad, Richard J. Lewis (con una extensa carrera en la TV) adapta la conocida novela semi autobiográfica de Mordecai Richler perdiendo ligeramente la voz en primera persona y complejidad que posee el texto original pero logrando un filme completo en múltiples aspectos. Es ameno, entretenido y divertido, a la vez que sensible y humano y por encima de todo, conecta a un nivel emocional y de identificación con el personaje de una forma perfecta. Barney puede ser muchas cosas pero desde el primer minuto, a uno le importa quién es y lo que le sucede. Cuando llega a la madurez, Barney es un personaje completo, sincero y vivo, algo que es gracias a un guión perfecto y especialmente debido a Giamatti, que obtuvo un Globo de Oro.
El reparto se encuentra redondeado por una actriz en sintonía con su personaje como Giamatti, la excelente Rosamund Pike. Su papel como Miriam, es menos vistoso, más sutil aunque igual de trascendente. Esta rosa inglesa dará mucho de qué hablar. A ellos los acompañan Minnie Driver, Scott Speedman, Bruce Greenwood y un notable Dustin Hoffman como el vivaz y sensacional padre de Barney, Izzy.
Esta es una película sencilla y muy honesta, que simplemente recorre la vida de una persona común, llena de defectos y con algunas virtudes que compensan con creces sus faltas y que hacen entender como tres mujeres pueden quererle. Al final, puede ser simplemente un filme de entretenimiento pero dentro esta intención, es un gran producto, hecho con sensibilidad y arte.
La versión de mi vida/Barney’s Version
Con Paul Giamatti, Rosamund Pike, Dustin Hoffman, Rachel Lefevre, Minnie Driver, Scott Speedman y David Cronenberg.
Dirige Richard J. Lewis.
Canadá/Reino Unido/EEUU 2010
Con Paul Giamatti, Rosamund Pike, Dustin Hoffman, Rachel Lefevre, Minnie Driver, Scott Speedman y David Cronenberg.
Dirige Richard J. Lewis.
Canadá/Reino Unido/EEUU 2010
fuente cinevisiones
Via DiarioTwilight
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