Se trata de la multinacional Kroll, envuelta en varios escándalos en la Argentina y denunciada por el Gobierno de Brasil por espiar correos electrónicos de sus ministros. Revelan que su accionar es ilegal, ya que no hay causa abierta en el país
La polémica que envuelve a la joven posadeña Daiana Santía, acusada por un estudio de Hollywood de ser la hacker que accedió a imágenes inéditas de la saga Crepúsculo se parece mucho más a una película de espionaje que a una saga para adolescentes.
“Quiero que las tropas de ‘Twilight’ se movilicen, todos los buenos fans, y averigüen quién es este pequeño sheats (mierda) y hackear sus computadoras y destruirlas… Estoy siendo generoso en serio, ‘Fans de Twilight’”, dijo Robert Pattinson cuando se enteró del “hackeo”. Summit Entertainment, la productora dueña de los derechos de la película, hizo caso a la estrella en ascenso y mandó a una horda de especialistas a averiguar quién tuvo tamaño atrevimiento.Summit contrató a la firma de abogados Keats McFarland & Wilson LLP para buscar en Norteamérica, Sudamérica, Europa y Oceanía a las personas detrás de lo que el director Bill Condon llamó una experiencia “profundamente molesta”. El ejecutivo vicepresidente de Summit, David Friedman dio una declaración en el comunicado de prensa sobre la situación, diciendo que una fuerte comunidad de fans no debe resultar afectada en el robo de propiedad.El trabajo de investigación estuvo a cargo de la firma Kroll Associates, fundada por el ex agente de la Cía, Jules Kroll, que se presenta como líder en “consultoría de riesgos”, pero fundamentalmente, especializada en inteligencia e investigaciones; servicios de consultoría financiera; asesoría de seguridad; investigación de antecedentes y tecnología.Kroll desembarcó en la Argentina en 1997 y ya estuvo envuelta en varios escándalos por espionaje industrial. Su nombre aparece ligado a controvertidos pasajes como el caso Moneta, el doble asesinato de Cariló, las ex empresas de Yabrán, el Exxel y hasta lavado de dinero. Pero estuvo en el centro de la tormenta cuando hizo inteligencia con los mails y las comunicaciones de dos ministros del ex presidente de Brasil, Lula Da Silva, un caso que terminó en la Justicia.Fueron los sabuesos de Kroll los que detectaron el IP (Protocolo de Internet) desde dónde se habría accedido a las imágenes inéditas de Crepúsculo. Hasta ahí, un procedimiento casi rutinario. Pero acceder a una IP no implica conocer la dirección física del propietario ni mucho menos acceder al número de teléfono de Daiana y sus familiares, que desde hace dos meses reciben un hostigamiento cotidiano.Para eso, necesariamente hace falta una orden judicial, inexistente en este caso, ya que no hay demanda formal presentada en la Argentina y la iniciada en Estados Unidos no tiene validez en este país si no se canaliza vía Cancillería, algo de lo que los abogados de Daiana no fueron notificados.Desde la telefónica que brinda el servicio que posee Daiana aclararon que no brindan ningún tipo de dato sin requerimiento judicial y cuando eso sucede, ningún empleado de bajo rango tiene acceso a éstos, sino que es el departamento legal el que brinda la información. Sin embargo, admiten que el uso incorrecto de contraseñas e información, puede revelar más de lo que se quiere.“Evidentemente acá algo de inteligencia le hicieron”, revela un especialista judicial en delitos informáticos.A lo mismo apunta Mercedes Velázquez, vicepresidenta de la Asociación de Derecho de Alta Tecnología: “Que hayan ido a la casa y exigido el disco rígido de la computadora es ilegal. Es una estrategia de presión. Formalmente, deberían iniciar una causa acá o en Estados Unidos, pero canalizarlo por la justicia local”, aclara.Incluso desde la Policía Federal, que debería actuar en estos casos, explican que nada se puede hacer sin una orden judicial y que ésta debe estar debidamente justificada.El detalle parece haber sido pasado por alto por los detectives de Kroll que hace dos meses golpearon la puerta de Daiana en Villa Sarita. “Tenían acceso a datos confidenciales. Se comunica un abogado de un estudio de Buenos Aires para consignar reunión con personal de esa empresa. Nos reunimos inicialmente para hablar en buenos términos. Después vino una persona de Estados Unidos y mantuvimos una reunión de cinco horas, donde Daiana manifestó lo mismo, que había accedido a las imágenes navegando por Internet y que no las había compartido con nadie”, explica Pablo Luján, uno de los abogados que la representa. Desde entonces el acoso fue permanente por teléfono a ella o su padre o con visitas. “Pedían que entregue copia del disco rígido” de la computadora “bajo amenaza de que sería denunciada en Estados Unidos” con una demanda civil contra la familia y un pedido de resarcimiento económico por eventual daño. Hasta ahora, lo único que vieron los abogados de la posadeña fue un “modelo” de lo que sería la demanda, pero formalmente, en la Justicia argentina no hay nada. Este diario intentó comunicarse con Kroll en Buenos Aires, pero el director Matías Nahón no devolvió el llamado.Sin embargo, en su propia página web se presenta a Kroll como una empresa que “conduce a fondo investigaciones independientes y recomienda caminos para avanzar una vez que se haya reunido la evidencia. En algunos casos, los investigadores de Kroll revelan evidencia de procedimientos contables y estados financieros. En otros casos, se encuentra la evidencia en discos duros de ordenadores, servidores y otras formas de tecnología”.
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