Transcripción de las notas:
Corazón adolescente
Por Carlos Schilling
ISalvo
la primera de la saga Crepúsculo, los demás ejemplares obtuvieron el
dudoso privilegio de ser elegidas entre las peores producciones
cinematográficas de sus respectivos años. Amanecer, parte 1 no se queda
atrás en el camino de la infamia. Cumple con todos los requisitos para
ganarse las principales cocardas en varios rubros negativos.
Sin
embargo, pese a estar inflada en cantidad de minutos y exhibir varias
escenas de inolvidable mal gusto, la película se sostiene en una fuerza
que no viene de las imágenes ni de la narración (ambas deficientes)
sino de los personajes. Son sus conflictos internos y externos los que
evitan que la historia caiga del lado ridículo del melodrama.
Al triángulo
vampiro-zoofílico inicial, compuesto por Bella, la adolescente humana,
Edward, el joven vampiro, y Jakob, el chico lobo, se le suma ahora un
bebé.
Si ya era un desafío de la
fantasía imaginar la psicología híbrida de estos amantes de distintas
especies, la complicación se potencia cuando aparece un hijo que podría
ser el producto monstruoso de esa unión.
Un
párrafo aparte merece la infinita sutileza con que se trata el tema de
la interrupción del embarazo y de quién tiene la potestad sobre el
feto. No sería inapropiado que todos los que levantaron la mano en las
recientes discusiones sobre la legalización del aborto se dieran una
vuelta por las salas para ver cómo se puede plantear una cuestión tan
ardua de manera sensible e inteligente.
Bella,
Edward y Jakob son la cifra de esa exageración vitalista que es la
adolescencia. Quieren más vida aquí y ahora, más vida para siempre, y
por eso sufren, porque incluso cuando sus deseos se cumplen hay algo
superior a ellos que no consiguen dominar y que los obliga a seguir
luchando.
Ocaso de Ideas
Por Juliana Rodriguez
Hay
algo clave: lo ideal para ver cualquiera de las partes de la saga
Crepúsculo es ir a una sala rodeado del público al que va dirigido,
jóvenes seguidores que palpitan la historia con fervor, y llegar al cine
con el código de la película tan aceitado como los pectorales del
hombre lobo. Aun así, con ese salvoconducto, Amanecer (parte 1)es un
trago amargo como la sangre humana con la que brindan los personajes.
Demasiado extensa, se notan los elásticos con los que los productores
estiraron el último libro para convertirlo en dos películas.
¿Cuánto
tiempo esperamos para el gran momento, la boda, luna de miel y, sobre
todo, la consumación del amor (que no es ni más ni menos que el gran
mensaje moral de la historia)? Los espectadores esperaron más de seis
horas de pantalla. La protagonista, años. El pobre vampiro, centurias.
Ahora, que finalmente el gran momento llega, llega insulso y se extiende
con parsimonia. No se trasluce la pasión contenida que impulsó a Bella
y Edward durante toda esta historia, que cambia ahora por una placidez
desencantada.
Tampoco la acción
que había en los otros filmes sacude la butaca, excepto por algún
enfrentamiento entre los lobos. Y la oscuridad que adquirió la saga en
el último filme se desintegra aquí. La escena en la que Bella finalmente
bebe sangre humana, que podría haber sido un momento crucial, llega
con la sangre en un vasito de plástico que parece de Mc Donalds. Ese
vasito es un buen símbolo del tono de la película.
¿Qué
podría quedar después de todos esos declives? El paisaje. Pero esta
vez la cámara fue más recatada, y dejó de lado los bíceps de Jacob y el
perfil de galán de Edward. ¿Qué nos queda entonces? Esperar por la
quinta y última, cruzar los dedos y, mientras, mirarTrue Blood.
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