Mi hija anda como otros tantos miles de jóvenes en el mundo,
encandilada con uno de los últimos pelotazos cinematográficos a nivel
mundial, la saga de los ‘Crepúsculo o Amanecer’ que creo se llama el
último titulo de esta serie de películas.
Por si no lo conocen la trama va de un triangulo amoroso entre una
joven ¿normal, humana? Y dos jóvenes con pinta de metro-sexuales, uno
Vampiro y otro Hombre Lobo.
Antes de la próxima entrega la cosa ha quedado en el matrimonio de la
chica con el Vampiro, a pesar del sólido amor que la profesa el Hombre
Lobo, y el embarazo de ella que no sabemos si dará a luz un ‘vampirín’,
un ‘humanín’ o las dos cosas.
A esta moda de la atracción por lo que antes daba terror, se une
cierta fascinación por los zombies, pero también modernos, contagiados
por no sé qué virus, que pasean sus caras y cuerpos desencajados por
lugares donde los pocos sanos que quedan se afanan en acabar con cientos
de muertos vivientes, que mira que parece difícil hacerles morir
definitivamente. Hay ‘pelis’ y escenas, donde con un disparo vale y en
otras se gasta un cargador de su arma y no hay forma.
Curioso -en estos tres casos el contagio- que el peligro esté en que
te muerdan, si lo hacen date por jod…, aunque en una de las andanzas de
Crepúsculo, me dice la niña de mis ojos, que la humana le pide a su amor
vampírico que la muerda, para ser vampira y él no quiere… por amor.
Si no fuera por algunos matices esto me recuerda a lo del Polisón,
aunque más que un triángulo amoroso me sale un poliedro como eje de la
historia, pero seguro que en esta saga también alguien ha mordido.
Incluso he leído que uno de los juguetes estrella de la Navidad y
difícil de encontrar son unas muñecas monstruo o ‘Monster’ que han
dejado casi en el paro a las ‘barbies’, pero no hay problema las
fábrica el mismo.
Si Bela Lugosi o el mismo Jacinto Molina, conocido como Paul Naschy,
al que debemos un homenaje y que sin haber nacido en Burgos quiso que
sus restos mortales quedaran aquí en nuestra ciudad, levantaran la
cabeza, alucinarían.
Qué recuerdos en el cine de La Merced, hoy hotel NH, ese Naschy en
‘La Noche de Walpurgis’, convertido en Hombre Lobo con algún casi
destape; qué transformación, qué pelos me le ponían en la cara y brazos,
parecían sacados de brochas de pintar… y nos daba algo de miedo, sin
duda por él y su capacidad para acongojar.
Ya nada es igual. Ni los vampiros, ni los hombres lobo ni el Polisón; ¿será por la crisis también?
Via DiarioTwilight
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