::: Fic Robsten :::
"Looking my paradise...
to love you more..."
"Allá donde esté, en un paraíso maravilloso, sólo le faltará una cosa... Tú. "
* Nota: Este Fic contiene algunas escenas explicitas de sexo, si eres
menor de edad o no te gusta este tipo de escenas por favor no lo leas.
Gracias.
- Rob -
— ¡No! ¡Para Rob! —gritó Kristen dificultosamente entre sollozos al
tanto que una hermosa y celestial melodía empezaba a inundar la
habitación producto de sus estruendosas carcajadas mientras que mis
manos jugueteaban y se apoderaban de su piel provocándole miles de
cosquillas.
— Prométeme que te quedarás conmigo hasta más tarde —pedí.
— No... —Rió— No puedo Honey...
Bufé e hice rechinar mis dientes mientras que Kristen seguía riendo y
retorciéndose entre las sábanas. Trató de escapar de mi agarre, pero le
fue imposible pues la inmovilicé parcialmente, sujetándole las manos y
poniéndolas por encima de su cabeza, y empecé a besar su cuello,
delineando su grácil curva y bajando lentamente por su pecho, por sus
pequeños pezones los cuales estaban muy sensibles y excitados haciendo
que mis labios temblaran por poseerlos. Sus senos lucían más grandes y
redondos que nunca y los veía subir y bajar al ritmo de su acompasada
respiración lo que recreaba ante mis ojos, el mejor y el más delicioso
desfile erótico.
Cerró los ojos dejándose llevar por las suaves caricias de mi lengua
mientras que las risas fueron transformándose en leves jadeos, los
cuales constituían otra de mis melodías favoritas. El toque especial lo
daba una fina capa de sudor que cubría su cuerpo y su rostro haciendo
que su nívea piel brillara aún más e hiciera un contraste perfecto con
su rebelde cabello oscuro haciéndola ver como la criatura más sexy,
exquisita, hermosa y perfecta del planeta… para mí…
Sí, solo ella… Mi Kristen. Solo mía.
— Quisiera quedarme contigo... —dijo entrecortadamente. Sus ojos
liberaron un destello de tristeza, el cual llegó a mi corazón. Ninguno
de los dos quería volver a separarse—… Pero no puedo...
— ¿Otra vez saldrás con Ruth? —le pregunté mientras trazaba pequeños
dibujos por sus muslos, subiendo lentamente por su cadera hasta llegar y
jugar con los vellos de su pubis.
— Tenemos que ver algunos detalles extras de la película —bufé e hice un
pequeño mohín para suavizarla—. Oh no… esa carita no, Rob —me reprendió
y yo solo dejé descansar mi mentón en su pecho. No quería dejarla ir.
— Quiero que te quedes, baby…
Suspiró.
— Te prometo que es la última vez que lo hago. Si todo sale bien hoy, desde mañana me tendrás todo el día.
— Quiero que desde hoy.
— Oh, déjame ir, Honey… —me acarició la barbilla con ternura—. Tengo que
discutir ciertos detalles… ¿O quiere Sr. Pattinson que su mujer vuelva a
posar desnuda al lado de un hombre? O quizá quiere que... —no podía
dejarla hablar más, estaba seguro que ella seguiría martirizándome, así
que la contuve.
— ¡Entendí! —exclamé odiando recordar “algunas escenas” de algunas
películas del pasado. Ella me miró mordiéndose los labios. Kristen amaba
verme celoso.
Estaba a punto de abrir la boca para quejarme pero ella fue más viva y
aprovechó mi segundo de debilidad para girarnos y sentarse a horcajadas
sobre mí. Su piel tocó mi piel en una sensación fortuita y escarapeló
todos y cada uno de mis vellos. Tiró su cabello hacia atrás y acercó sus
labios a los míos para besarme apasionadamente.
Como cada vez que nos besábamos, sus labios, suaves y finos me estaban
haciendo perder la razón y todo mi cuerpo reaccionó de inmediato
cobrando vida lo que hizo que mis manos no tardaran en cogerla de los
muslos e incitaron a acortar el espacio que nos separaba del cielo y el
paraíso. Frente a mi pequeña intrepidez, recibí como respuesta un
imperceptible jadeo que fue en aumento conforme mi boca devoraba la suya
y mis manos seguían dándole placer a sus senos.
Solo cuando oí el siguiente gemido de Kristen, no lo dudé más, solté
una maldición y arrojé las sábanas a un lado. Los latidos desbocados de
mi corazón y la sangre precipitándose con fuerza por todo mi torrente
sanguíneo me daban la clara señal que quería disfrutar y saborear
nuevamente el cuerpo de mi esposa.
— Mi celoso favorito —susurró en mi oído.
— Soy tu único celoso —le respondí con seriedad.
— Lo sé —me sonrió cariñosamente—. Te amo, Honey… Pero debo irme…
Se levantó sensualmente contorneando su esbelta y bien proporcionada
figura y se dispuso a vestirse con mi camiseta negra favorita para así
tapar su desnudez, cosa que no podía permitir; así que, con una rapidez
inexorable, la jalé y la volví a echar a mi lado. Aún no estaba listo
para separarme de sus brazos ni privarme de su maravilloso cuerpo de
infarto ni mucho menos, de las esculturales y delineadas piernas que
ella poseía… Rozó su trasero con mis caderas y cada partícula de mi ser
se excitó de nuevo y estuvo listo para volver a cubrirle de besos y
caricias.
Había visto aquella silueta por años y para mí, seguía siendo la más
sexy que jamás haya visto en mi vida, y lo mejor era que sentía, sabía y
aseguraba que había sido creado solo para mí.
Solo para mí… eso mismo, marcado y resaltado con sangre de mis venas.
La besé nuevamente impregnando mis pulmones con la rápida y detonante
ráfaga de aire que nació de su cabello castaño y que parecía más una
esencia floral. ¡Ni “Vanity Fair” ni “GQ” ni ningún otra revista podría
hacerle justicia a su belleza!
Todo mi mundo era feliz.
Estaba en el paraíso con una diosa americana cuando toda mi ensoñación
fue interrumpida por unos sonidos largos y chillones provenientes del
celular de Kristen. Ella se quejó y cerró los ojos con ligero fastidio.
— Debo irme Honey —suspiró con pesadez. Estaba seguro que ella odiaba
aquellas reuniones de trabajo, pero eran vitales para su carrera como
actriz.
— ¿A qué hora regresarás? —le pregunté dándome por vencido. Ella acunó
mi rostro entre sus manos y juntó su nariz con la mía mientras unía
nuestros corazones que latían al unísono.
— Antes el almuerzo.
— Te esperaré con una tortilla —le prometí sonriendo y recordando que
mis artes en la cocina habían mejorado mucho. Kristen alzó una ceja
totalmente incrédula, bueno… ¡¿a quién le engaño?! Lo único que sabía
hacer era arroz, puré y tortilla, platos que aprendí de ella, pero aún
así, mantuve mi sonrisa.
— Ok, hon. Pero no me toques el horno —me amenazó—. Debo preparar una
torta para la cena de mañana con mis padres y si malogras todo Robert
—me apuntó con el dedo—, te quedarás sin pastel de chocolate.
Me encogí de hombros ante el peligro que era su ceño fruncido.
— Que importa… te tengo a ti —ella se mordió los labios y el brillo
natural de sus ojos se convirtió en un destello de luz impúdico.
— ¡Oh shush! —yo reí y la miré, si ella respiraba, yo vivía; si ella
sonreía, yo lo disfrutaba; Kristen podría hacer lo que quisiese y yo con
solo verla a los ojos y ver que era feliz, me era suficiente…
¡La amo!
Se duchó en quince minutos y salió apurada para vestirse con unos
pantalones pitillos de jean azul oscuro y una camiseta blanca, una de
las últimas que habíamos comprado en nuestra tienda preferida de East
Hollywood hacía unas semanas. Se calzó sus converses y dejó caer sobre
su espalda, su espesa y ondulada melena caoba en cascadas. Era
absolutamente preciosa.
Me regaló una última sonrisa, una última mirada de ternura desde el
marco de la puerta donde Bear saltaba y movía la colita despidiéndose y
se volvió para salir, dejando atrás parte de mi alma y llevándose
consigo la otra mitad de mi corazón.
Volví a recostarme en la cama por unos minutos más pensando en lo
reservada que estaba siendo Kristen con esta nueva película ya que no me
quería decir ningún tipo de detalle hasta que no estuviera cien por
ciento segura y hubiese firmado el contrato.
— Sólo te digo, que si lo consigo, será uno de los mejores papeles que
haya podido tener en toda mi vida… —me dijo la otra noche con una gran
sonrisa que reflejaba en cada centímetro de su rostro, esperanza y
superación.
Por ello, yo estaba alegre y orgulloso, porque cada triunfo de ella, era mío, lo vivía como mío.
No tuve más sueño, así que decidí despejar la tristeza de no tenerla a
mi lado viendo un canal de cocinagourmet… Luego de eso, me duché,
arreglé un poco la casa, saqué a pasear a Bear a un parque cercano e
incluso compré un poco de helado que sería el postre alterno para el
almuerzo, pues era obvio que el primer postre sería Kristen.
Esa era mi rutina de casi todos los días, salvo algunas excepciones en
las que Sam, Marcus o Lizzy venían a visitarnos y se quedaban unos días
hospedados con nosotros. Cuando eso ocurría, Bear andaba como loco por
toda la casa, creyéndose el dueño de ella por toda la atención que
recibía, además, él intuía y olía el aroma de la carne asada que muy
bien sabía preparar Kristen en ocasiones especiales; así que, andaba de
juguetón mientras que nosotros recordábamos ciertos momentos de nuestras
vidas… aquellas que no volverían pero que siempre estarán grabadas en
nuestras memorias.
.
Al día siguiente, mi amor se levantó más temprano de lo normal para
preparar el relleno de manjarblanco de la torta de chocolate, la cual
llevaríamos a la casa de sus padres para la cena de esta noche. No me
acordaba el motivo de la reunión, pero creo que era algo relacionado a
su hermano mayor. Cuando llegué a la cocina, llamado por el intenso olor
de la vainilla, el café y el chocolate, vi una de las imágenes que
siempre me había acompañado y que amaría hasta el final de nuestras
vidas: verla vestida con un short de jean y un delantal blanco,
cocinando magistralmente mientras que su pie derecho lo colocaba detrás
de su tobillo izquierdo dejando descansar todo su peso en él. Una pose
muy relajada, confiada y sexy, propia de una amante de la cocina como lo
era ella: Mi chef. Mi sexy chef.
— Buenos días, mi amor —la asalté y la abracé por la espalda haciéndola
pegar un saltito. Su cabello tenía impregnado un intenso olor a
chocolate. Riquísimo.
— Buenos días, ¿te desperté? —giró su rostro y me dio un besito en la comisura de mis labios.
— No. La que me despertó fue tu ausencia —sus mejillas se tiñeron de un suave color carmín.
— Oh discúlpame… pero Ruth vendrá por mí en una hora y quería dejar lista la torta.
— ¿Otra vez saldrás con Ruth? —mi voz sonó a súplica. Ella me miró con culpa.
— Sí —me dijo desanimada—. Hoy por fin se acaba todo, Rob. ¿Quieres café?
— No. Tomaré jugo —le dije un poco fastidiado. Otra vez ella se iría.
Kristen asintió y se dirigió al refrigerador para sacar una caja de jugo
de durazno. Yo por mi parte puse a tostar pan y acomodé la mesa para
desayunar. Cuando el sonido de la tostadora me avisó que todo estaba
listo, Kristen se incorporó sacando del horno unos muffins con chispas
de chocolate y los trajo a la mesa en un platito. Mis ojos se
encendieron de hambre y me los devoré de inmediato y sucumbí al deseo
que probar una deliciosa taza de café. Otro de los secretos de mi
esposita.
Al final, no podía enojarme con ella ni con su trabajo porque yo también
tuve largas horas de grabación en el set inclusive fueron madrugadas
enteras en las que ella me apoyó totalmente, yéndome a visitar todas las
noches y viajando por más de veinte horas en un avión para estar
conmigo y hacerme partícipe de su cariño… Y yo debía seguir
correspondiéndole de la misma manera, lástima que me había convertido en
una persona muy dependiente e impaciente que necesitaba tener a la luz
de su vida al lado siempre.
Mientras degustaba el intenso sabor del café recién hecho, un dulce
amargo corrió por mi garganta, sentía que toda esta semana y la anterior
había sido completamente surreal. Kristen estaba más dinámica, más
activa, saliendo con Ruth a diario para mantener conversaciones con los
productores de su nueva película que más parecía “secreto de estado”
pues se sabía muy poco de ella. Lo único que se rumoreaba eran los
nombres de sus co-protagonistas lo cual me tenian alterado ya que eran
muy, pero muy conocidos para mí, incluso con uno de ellos tenía una mala
experiencia… sí, ya saben a quién me refiero… ¡al fideo mal cocido de
Garrett!
Futura película de Robsten ^^
Menos mal que nuestras chicas del Twitter, las “Robstens”, salían a
defendernos creando miles de teorías acerca de su nuevo papel
protagónico -incluyendo historias fantasiosas- y suponiendo que todo
este secreto se debía a que la película en cuestión sería unboom
protagonizado por Kristen y por mí… ¡Qué más quisiera yo! ¡Trabajar
nuevamente con ella en un set! Pero lamentablemente, ellas estaban muy
lejos de la verdad y yo sólo era víctima del nuevo proyecto de mi
esposa.
Años atrás, tenía a Tom “Simba – Stu” a disposición mía. Él viajaba a
cuidar a mi Kristen a Montreal, New Orleans, Londres y a cualquier
ciudad, pueblo o recóndito rincón del mundo en el que ella pudiese ir a
grabar; pero ahora la paternidad lo tenía ocupado. ¡¿Quien podría
imaginar que él sería el primero del grupo en ser padre?! Claro que
todos apostaban por mí porque sabían las ganas que tenía de compartir la
sensación más maravillosa de ser padre con Kristen, pero bueno... Tom
se nos adelantó y yo perdí la apuesta y terminé con la cabeza rapada,
hecho que, por lo que leí por Twitter, había causado revuelo...
Sonreí de solo recordarlo.
— No dejas de impresionar a la gente, hon. Ya me imagino lo que dirán al
verte así —me comentó Kristen mientras me vestía. Había escogido
ponerme un pantalón oscuro y una camisa azul con cuello para esta
ocasión. Al escuchar sus palabras volteé a verla y la encontré sentada
en nuestra cama con el cabello alborotado, una polera diminuta cubría
parcialmente su cuerpo.
— Es uno de mis encantos —dije sensualmente. Ella arqueó una ceja, de
aquella exquisita manera que sabía hacerlo—. Además sé que te gusta mi
nuevo corte de cabello.
— ¡Al que le gusta es a ti! —protestó acercándose. Tiré mi camisa al
suelo y me importó muy poco la hora y el lugar a donde debía acudir.
Kristen semidesnuda era un espectáculo que jamás podría perder. Se me
hizo agua la boca.
— Ayer no me dijiste eso babe... —incliné mi cuerpo arrimándola contra
la pared del dormitorio—.... Si mal no recuerdo, te encantó llevar tus
manos a otra parte de mi cuerpo y sin pudor me pediste que te haga mía
con más fuerza... —susurré de la manera más tentadora y cínica posible
deleitándome con el rubor de sus mejillas.
— ¡Rob!
— Nadie nos escucha aquí... Y Bear no cuenta...
— Llegarás tarde a los PCA
— Siempre lo hago... —no le di importancia. Acerqué mis labios a su
cuello y empecé a besarlo suavemente al tanto que mi mano levantaba su
polera.
— Pervertido —musitó.
— Tú me tienes así, babe...
Después de eso terminé por desnudarla con una rapidez que no me creía
capaz. Llené de besos cada centímetro de su piel, no hubo espacio que no
haya sido provocado ni mimado por mi boca ni mis manos. La recargué en
la pared y nos dejamos llevar por toda la pasión y la química explosiva
que nos caracterizaba. Habíamos hecho el amor hasta los primeros rayos
del alba, pero aún así, mi cuerpo seguía pidiendo más. Nunca se saciaría
de ella... Y así sería hasta el final...
— ¡Rob! ¡Robert! —llamó bajándome de mi momento de ensoñación. Mi café
ya se había enfriado y el muffinaún lo tenía por la mitad. Esas eran las
consecuencias de soñar despierto con ella.
— Mmmm…
— Tom está al teléfono. Está en Los Angeles —enfoqué mi visión hacia el
lugar donde provenía su voz y la vi parada al lado del horno microondas.
Estaba parada tapando el auricular del teléfono. De inmediato me paré.
— ¿Tom está aquí? —cuestioné confundido.
— Sí. También estoy sorprendida. Me acaba de decir que en Londres está
haciendo mucho frío así que decidieron tomarse unas pequeñas vacaciones
aquí en América.
— Oh… Entonces, ¡Little S está aquí! —exclamé emocionado pensando en el hijo de Tom.
— Sip. Pero Rob, por favor, ¡no le enseñes palabras raras al bebé! —me advirtió con voz mandona desde la puerta de la cocina.
— ¡No pensaba hacerlo! —me defendí de inmediato y ella se marchó rodando
los ojos. Era obvio que no me creía pero... ¡yo no tenía la culpa! Mi
pequeño ahijadito era totalmente diferente a su padre. Él, "Little S"
era listo, inteligente y muy juguetón, lo que me encantaba porque
aprendía muy rápido todo lo que le enseñaba. Sus ojitos eran preciosos y
siempre brillaban de alegría cuando nos observaba. Muchas veces y desde
que había sido un bebé, abría sus bracitos cada vez que me veía llegar y
ya sabíamos que era una señal para que solamente yo lo cargara; muchas
otras veces no dejaba que nadie le cambiara el pañal a no ser que sea
yo… Awww… Era un pedacito de ternura, un retazo de un cielo perfecto… Si
tan solo ese bebé fuera mío y de Kristen, estaría completamente en el
paraíso. Mi paraíso…
*— ¡Hey Thruster! —saludó Tom con su característico tono infantil por el otro lado del auricular. Él nunca cambiaría.
— ¡Oh por Dios…! ¿Sabes cuánto tiempo ha pasado Tom?
*— Sí, lo tengo contado con días y horas. Pero no me cansaré de fastidiarte.
— Mierda —maldije—. Te advierto que no haremos hoy de babysitter
mientras ustedes andan de tour por Los Angeles, Tom —señalé—. Tenemos
una cena especial con los padres de Kristen.
*— ¡Ah! ¿Será hoy entonces? —preguntó con una obviedad que no entendí.
Era la primera vez que le mencionaba lo de la cena y él parecía estar
muy enterado. Algo muy raro.
— ¿Qué dices? ¿Estás borracho?
*— ¡Estás loco! ¿Después de que me acusas de oportunista y de solo
llamar para pedirte favores, me crees borracho? —se hizo el ofendido.
— No me parecería extraño —me burlé—. Estoy al tanto de tus costumbres, dude.
*— ¿Qué clase de amigo y padre me crees?
— Bueno, lo acepto, no solo llamas para pedir favores, sino para molestar también.
*— Pagarás cada palabra Robby —sonó a una vana amenaza.
— Ya quisieras —gruñó y su barba de seguro quedó atorada en el teléfono
porque no pudo mencionar otra palabra más ya que la voz angelical de un
pequeñín empezó a sonar por el otro lado del auricular llamando mi
atención y robándome una sonrisa.
*— ¡Tío Robb! ¡Tía Kis! —gritó "Little S"
*— ¡Hey! ¿Y tú que haces despierto tan temprano? —le preguntó Tom
sorprendido. Mi pequeño ahijadito soltó una risita e intuí la pequeña
riña que debía estar realizándose en el cuarto de hotel por la posesión
del teléfono. Esos dos parecían unos niños.
*— ¡No puedo dolmil!
Reí.
— Hey Little-S, ¿cómo estás?
*— Bien. ¡Estamos en Los Andeles, tío! —sonreí de oreja a oreja y casi me derretí al escuchar su voz de ángel.
Me abstraje del lugar donde estaba por tratar de conversar con él, por
escuchar las ganas que tenía de hablar conmigo y contarme cómo les había
ido en el vuelo y la comida rara que le dieron en el avión; felizmente
aquí lo estaban pasando mejor y, al igual que su padre, se le escapó
sutilmente, la sorpresa que nos tenían: una 'montaña de regalos', lo que
me pareció un poco extraño viniendo del gato-simba Stu. Yo reía y
sonreí como loco, amaba a este pequeñín y no veía la hora en que Kristen
se decidiera a darme la mejor noticia del mundo… ser padre.
Estaba tan ensimismado con la plática que no escuché cuando Kristen
volvía a llamarme por mi nombre, lo pronunció varias veces hasta que
aturdido, hizo que levantara mi mirada hacia ella. Kristen notó mi
lejanía y añoranza al hablar con el pequeño hijo de Tom y me besó
suavemente en los labios con un sentimiento que no lo había sentido
nunca antes.
— Te amo, mi amor. Regreso a la una —susurró.
El fugaz beso me resultó dulce pero a la vez raro. Era como una mezcla
de amor, pasión pero a la vez melancolía. No lo entendí, solo fui
consciente que antes de cerrar la puerta y agitar su mano como
despedida, volteó a mirarme con un dejo de nostalgia. Las despedidas,
aunque fuesen cortas, nos tenía siempre al límite.
— Adiós, mi vida… —susurré para mí.
Después que conversé con Tom y quedamos en salir después de la cena con
Jules; recibí la llamada de mi mamá. Era la tercera vez en esta semana
que me llamaba y todavía no llegábamos a viernes. Suponía que era porque
no íbamos a Londres hacía un buen tiempo y eso la tenía muy inquieta
puesto que en su voz se reflejaba cierta preocupación, y ni que decir de
Lizzy o Victoria. Las dos, también se mostraban ansiosas y aunque lo
negaban y trataban de ocultarlo con sus típicas bromas, mi intuición no
fallaba... Ellas me escondian algo, pero no quise entrar en detalles
porque sabía que saldría perdiendo y digamoslo así, me encontraba
melancólico porque Kristen se había marchado y porque había hablado con
Little 'S'... Si tan solo tuviéramos un pequeño bebé...
Suspiré. Felizmente, mi papá era el que mantenía la cordura.
— ¿Cómo está Kristen?
— Bien. Salió a ver lo de su nueva película.
— ¿Sigue en eso?
— Sí —suspiré—. Pero al parecer hoy es el día que le ponen punto final a las negociaciones. Ya me tiene harto.
— Oh vamos hijo, debes entenderla, cada proyecto es importante para ella.
— Lo sé, y la apoyo totalmente, pero, supuestamente estábamos de
vacaciones y de la noche a la mañana, la veo partir todos los días muy
temprano hacia los estudios de grabación. ¡Ayer no comió nada!
— Verás que todo sacrificio, tiene su recompensa, cariño —la suave voz de mi mamá me reconfortó por el altavoz.
— Eso espero. De verdad que eso es lo que más deseo.
— Confía Rob. Confía en Kristen —la manera en que pronunció aquellas
palabras me hizo temblar. Era como si mi mamá tratara de enviarme un
mensaje secreto.
— Bueno, que se diviertan esta noche en casa de Jules y John. Envíale nuestros saludos.
— Lo haré, papá. Estaremos muy pronto por ahí —me despedí deseándole una
velada tranquila y coloqué el celular en la mesita bajo la atenta
mirada de Bear. Una caminata no me vendría mal a esta hora, pero
primero, lo primero, tenía que preparar la sorpresa para Kristen.
.
.
».».».».»
Abrí el refrigerador y saqué un Coca Cola. Eran casi las doce del
mediodía y mi magnifico plan estaba en declive, mi genialidad,
atrofiada... No me salía nada. Y lo peor era que no entendía el porqué
me mostraba tan ansioso. No podía ser la cena con los papas de Kristen
ni la salida nocturna con Tom porque ya lo había hecho miles de veces y
una más al calendario no tenía por que ser motivo de nervios… ¿no?
Entonces, ¿qué podía ser?
Ni idea.
Clueless.
Tenía la mente en blanco... Solo me quedaba seguir en la faena.
— ¡Demonios! —me exalté segundos después al momento que el timbre de la
casa sonó haciéndome derramar un poco de gaseosa... ¡Esto ya no era
normal! Debía de tomar agua de azar pues sentía que mi corazón no cabía
en mi pecho, lo sentía latir desesperadamente al tanto que mi espalda se
estremecía de escalofríos, de la misma manera que uno siente cuando
estan a punto de darle una mala noticia, o cuando acecha un mal
presentimiento.
Bear al escuchar el intrépido ruido salió disparado de su cama para
empezar a dar pequeños saltitos alrededor mío; se agachó y olió la
puerta de entrada al tanto que su colita la movía como un loco. Ya con
esa señal sabía perfectamente quién era la persona que se encontraba al
otro lado de la puerta.
— Hola mi amor —la saludé limpiándome el polo con una servilleta—. Llegaste temprano.
— Sí —me respondió radiante. Bear dejó que le acaricié sus orejitas—. Te dije que hoy terminaríamos, ¿qué hacías?
— Trataba de cocinar —me apené encogiéndome de hombros y me adentré
hacia la cocina. El lugar era un desastre total y eso que solo iba por
la primera parte de la receta. ¡Nunca más volvería a hacer puré! Kristen
me sonrió y apagó las hornillas llevándome de inmediato hacia el cuarto
porque tenía algo que mostrarme.
— Mira Honey, este es un pequeño teaser de lo que será mi nuevo rol protagónico. Quiero que lo veas.
— ¿Te han hecho grabar escenas? ¿Con vestuario? —le pregunte confundido.
— Si... Ehhh —titubeó— Más o menos... Fue... solo la prueba de cámara.
Su respuesta no me convenció para nada. Estábamos hablando de una
película no de una serie de televisión para que le obligaran a grabar
programas pilotos. Aunque, con todo este 'secreto de estado', podría
esperar cualquier cosa.
— Solo siéntate, Rob. Y prepárate.
Su rostro mostraba una sonrisa sexy y reveladora. Cruzó la habitación
sin dejar de fijarse en mí. Sus ojos brillaron más que nunca y sentí una
ráfaga candente de emoción irrumpir con violencia mi cuerpo, como si
éste presintiera algo.
Se agachó y de una cajita negra sacó un disco pequeño, el cual colocó en
la ranura del DVD. Kristen nunca me había enseñado sus trabajos de
aquella manera. A veces los encargados de las sesiones fotográficas de
las revistas como Vanity Fair o Glamour lograron enviar algunas copias
digitales de los shots a Ruth y ella nos lo re-enviaba al correo; pero
de las películas nunca. De cualquier modo, si esta ocasión era especial y
Kristen había logrado el privilegio de extraer un pequeño 'sneak peak'
para mí, yo lo vería y la alabaría como siempre...
— Por fin sabré el misterio.
— Ojalá te guste —me dijo con miedo y una punzada me dio de lleno en el pecho aumentando mi ansiedad.
— No saldrá Garrett, ¿verdad? —dije alterado.
— No tonto, el no será el protagonista.
— Ok. No quería perder dinero hoy.
— A ti nunca te gusta perder, Rob. ¿Cuánto apostaste con Tom esta vez?
— Bueno... —alcé los ojos—. Después de tu éxito en 'Snow White', aposté
cuarenta dólares a que sería una película de acción y sesenta a que
repetirías protagonista —dije lo último disimulando mi fastidio. Ustedes
ya me conocen.
— Oh... —se mordió los labios agestando el rostro. Creo que debía ir preparando mi billetera.
Kristen se sentó a mi lado con las piernas cruzadas y con el resplandor
de la luz del sol del mediodía, su silueta me pareció más espectacular
que nunca. Hoy, ella irradiaba un aura diferente, un brillo que no había
visto antes.
— Listo.
Y empezó la función en nuestro 'Home Theather'.
No hubo logo de Universal, ni MGM, ni Fox ni nada, simplemente empezó a
rodar la película con el típico conteo regresivo en blanco y negro en la
que el 'tic tac' del reloj como único sonido de fondo no hacía otra
cosa que ponerme más nervioso...
...hasta que una pantalla negra asaltó y oscureció todo para dar pase a
las primeras imágenes de su película... Un cielo, azul y despejado; un
prado, verde y frondoso; y una casita típica inglesa conformaban el
primer plano, al final, en la esquina derecha, una hermosa frase le daba
el toque especial y romántico..."Allá donde esté, en un paraíso
maravilloso, solo le faltará una cosa... Tú." Mis primeras, últimas y
miles de suposiciones se diluyeron con aquellas palabras y solo los
latidos de mi corazón se hacían escuchar con fuerza en mi oído...
Presentimientos y más presentimientos... De solo corroborar lo que esa
frase podría significar para mí, para nosotros, mi, nuestro mundo podría
dar un giro de ciento ochenta grados.
Un nudo atroz se formó en mi garganta y me hizo difícil la tarea de pasar la saliva...
Y todo se reducía a ella, todo empezaba y terminaba con "un paraíso", y mi paraíso personal era... era…
— Kristen... ¿Qué... qué es... —no me dejó terminar, por el contrario,
me cogió fuertemente de la mano transmitiéndome su también nerviosismo y
logró, a su vez, silenciarme calmando temporalmente mi frenética
ansiedad con un sutil beso.
Ella sabía lo que era ideal para mí. Ella era la mujer más perfecta,
vulnerable, inteligente y maravillosa del mundo creada solo para mi.
La imagen de dos niños corriendo y jugando cerca a un lago irrumpieron
de pronto la pantalla cortando la soledad. Esos niños crecían y se
transformaban en siluetas oscuras pero bien marcadas de un hombre y una
mujer mirando el atardecer. Un magnifico cielo color ocre se abría paso
frente a las nubes tornasoladas y los pajarillos volaban transformando
la imagen en algo surreal, de portada... Un paisaje subliminal.
Acto seguido, unas frases...
"Cuando creyeron que haberse encontrado en un mundo de calamidad,
hipocresía y formalismos había sido el mejor regalo de la vida, no
esperaban que ésta les deparaba una sorpresa aún más especial. Ahora es
cuando la verdadera razón de su existir estaba más cerca de lo que se lo
imaginaban..."
“Leading lady...: Kristen Stewart...
33 películas protagónicas,
2 premios BAFTA
15 MTV Movie Awards
Mejor actriz en el festival de Milán
2500 entrevistas, 120 de ellas internacionales...
(…)
.
Leading Actor: Robert Pattinson…
(…)” -Y una descripción similar apareció-
“Nada de esto podría ser comparado con lo que se vendría...
En el mejor rol protagónico de sus vidas..."
.
Nuevas imágenes de paisajes, de figuras abstractas, de líneas de colores
onduladas serpenteando por la pantalla surgieron; luego fotos de niños,
de bebés, nuestras fotos, desde el día en que nos conocimos hasta las
últimas de la semana pasada caían en cascada y se mostraban una por una
como SnapShot, reflejando el tiempo, el lugar y la alegría de dos
personas enamoradas hasta que… apareció Kristen con su rostro carmesí y
su largo cabello castaño para eclipsar al resto y llamar íntegramente mi
atención.
Su suave voz articulando con total felicidad cada palabra del gran
cambio que estaba a punto de comenzar en nuestras vidas; sus gestos y
sus mímicas todas tímidas pero gloriosas indicándome lo que había
sucedido… Entonces…
De pronto… todo, TODO encajó. Sus salidas diarias con Ruth, las llamadas
secretas con su mamá, la angustia de la mía y de mis hermanas, sus
largas horas repasando guiones que ahora me daba cuenta que eran falsos,
sus mentiras piadosas, la falsa película, los falsos protagonistas, los
falsos rumores... Nada de esto existía... Las piezas sueltas del
rompecabezas que habían sido dejadas por casualidad todos estos días, se
unieron como imanes convexos de manera natural dando pase a una verdad
ineludible… una verdad que no creí conocer en muchísimo tiempo...
No… no podía ser verdad…
Me negaba a creerlo... Era perfecto para ser verdad...
— Kristen… —llamé nervioso, el corazón estaba a punto de salir desbocado
de mi pecho—. ¿Es… es lo que me estoy imaginando? No... No puede... Ser
posible...
— ¡Si lo es!
Introduje más aire en los pulmones y cerré los ojos al tiempo que mi
cuerpo reaccionaba y mi sangre se agitaba. Tiré mi espalda al sillón con
la boca abierta, parecía que me habían dado un golpe en la cabeza con
un fuerte mazo y aún no podía asimilarlo. Mis ojos los movía de un lado a
otro con una velocidad que no era normal, recordándome a cada pestañeo
las palabras que acababa de leer y escuchar en el video de la propia
boca de Kris:
“Serás papá… y éste será el mejor papel de nuestras vidas”
Papá… seré papá…
¡Demonios!
Una bella criatura con los mismos ojos verdes y la misma sonrisa
radiante de Kristen apareció ante mis ojos corriendo hacia mí abriéndome
sus delicados bracitos para que la cargara, me sonreía y jugaba con la
basta de mi pantalón mientras su pequeña naricita se arrugaba y fruncía
el ceño igual que su madre. No dudé en cargarla entre mis brazos y darle
vueltas en el aire… ella rió y fue la música más tierna y dulce del
mundo. Esa preciosa criatura… era mía… sería solo mía y de Kristen…
Era mi cielo personal…
Era y sería mi paraíso ideal...
Cuando pensé que todo era inalcanzable, algo suave tiró de mis
pantalones, busqué de inmediato con mi mirada y vi de donde provenía tal
ocurrencia... un niño de ojos azules, casi grises me miraba con
curiosidad y me llamó "papá"...
No bastó ni demoré más que un segundo…
Reaccioné de inmediato y corrí hacia donde estaba Kristen sorprendida.
Me arrodillé hasta quedar a la altura de su barriguita, el lugar más
hermoso donde nuestro bebe crecería; le levanté la polera y comencé a
repartir besos y besos, miles de besos, montones de caricias, cientos de
palabras cariñosas y un agradecimiento sin fin.
Cuando levanté mis ojos, los de ella estaban humedecidos por el llanto pero con un brillo natural y mágico, irreconocible.
— Me estás haciendo el hombre más feliz del mundo, Kristen —ambos
sonreímos de alegría. Era una sonrisa nueva, única, de amor por una
personita que vendría a cambiarnos la vida.
— No sabes lo nerviosa que estuve por contártelo...
— No pudo ser de otra manera... ¡Aún no lo puedo creer! —Moría de
curiosidad por saber los detalles, por estar al tanto de todo, pero aún
no salía del shock...
Quería saborear esta noticia suavemente, probando la miel de sus labios.
Sí, sería el mejor papel de nuestras vidas. Nunca existiría ningún otro que se compare con la dicha más bella de ser papá.
.
Continuará…
*-*
¡Gracias por leer! Espero sus comentarios... y... ¿desean la
continuación? ojala que sí, porque la idea es hacer un mini Fic con
todas las etapas del embarazo de Kristen ^.^ hasta el día que nace
nuestro niño de oro... "TGC" ♥♥♥
SI QUIEREN LEER MÁS DE ESTOS FICS VAYAN A LA FUENTE! =)
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