Bueno, se que no es exactamente una FanFic pero es del estilo de la saga Crepúsculo. Aquí les dejo el primer capítulo de mi novela. Solo les digo que lo que le sigue se pone cada vez mejor :) Bueno me gustaría que opinen a ver qué les pareció la historia y si quieren que publique el 2º capítulo. Gracias a todos, especialmente a Giovana que me dio la oportunidad de publicar y a Karen, Celeste y Lulii que fueron mis primeras lectoras y a quienes les encanto la historia. Espero que la disfruten. Erica 1. Dolor ¡Agh! Que espantoso dolor de cabeza. Llorar durante toda una noche esperando a dormirme no había sido la mejor idea. Pero no quedaba otra alternativa. ¿Cómo no dormirme pensando en él? Era inevitable. Su presencia era constante e ininterrumpida. A cada segundo algún pensamiento asaltaba mi mente para torturarme nuevamente por lo que podría haber sido y no fue. A cada segundo recordaba su rostro. A cada segundo deseaba tenerlo cerca. Pero era un hecho: ya todo había acabado y no había más por hacer. Hacía semanas que estaba recluida en mi habitación, sola. Solo respiraba porque mi cuerpo me obligaba. Pero mi mente prefería que dejara de hacerlo. Bueno, tan solo una parte de ella. Definitivamente, el final de las clases había empeorado mi situación. Ya no tenía en qué concentrarme, nada que quitara su imagen de mi cabeza. Nada que hiciera que mágicamente desapareciera. Sin duda alguna, mis vacaciones serían un completo desastre. Era una mañana soleada sin una sola nube. Me levanté de mi cama y me dirigí hacia la ventana que daba al jardín de la entrada. Corrí la cortina y subí la persiana para dejar entrar la luz solar. Me desperecé e instantáneamente surgieron los síntomas previos a un desmayo. -Otra vez- pensé. Fui hasta el baño y me miré en el espejo. La imagen que me devolvía no podría haber sido peor. Mis ojeras eran del tamaño de elefantes y mis ojos tenían un tono rojizo espeluznante. -¡Que lindo! Ahora si soy toda una vampireza. Naturalmente no debía preocuparme demasiado, al fin y al cabo no tenía que ir al colegio y no me veía en la obligación de encontrarme con alguien ese día. Solo mamá. -Mmm…No creo que deba verme en este estado. Lo más probable es que se asuste…O piense que ya me volví totalmente loca. Me lavé la cara, cepillé mis dientes, me recogí el pelo en un desordenado rodete y maquillé un poco las ojeras. El resto podría explicarse fácilmente. Antes de bajar a desayunar, busqué mi diario. Fui a la última página en donde había escrito. No pude contenerme y leí lo que había en ella. 27 de septiembre, ¡No puedo creerlo! Todo marcha excelente. Jamás hubiera imaginado que todo podía ser tan perfecto. Patrick y yo llevamos casi cinco meses de novios y nada podría ser mejor. Pareciera que esto nunca va a acabar. Por suerte. Es como vivir en un cuento de hadas, pero aún mejor, porque se que es real. El colegio sigue siendo de lo más aburrido, pero junto a Kate y Alison todo se hace más llevadero. Además Taylor también está siempre para sacarme una sonrisa. ¿Qué haría sin ellos? Es simplemente insoportable pensar en la idea de estar separada de todos ellos. Por otro lado, llegó un chico nuevo al barrio. Un tal Jasper. Diría que es un chico normal, pero no lo conozco. Y eso que vive a pocas cuadras de casa. Pero estoy demasiado ocupada como para prestarle atención. Es como que ya no me interesa más nadie que no sea Patrick. Si, lo se. Quizás sea estúpido, porque podríamos ser grandes amigos. Pero no lo se. Hay una fuerza interior que me aleja de él. No es raro pensar que sea Patrick. Demasiados
celos. Y demasiado poder. Sus dones me siguen sorprendiendo cada día más. Mantener conversaciones mentales… ¿Quién se pondría a pensar en ello? Pensé que era imposible. Hasta hace casi cinco maravillosos meses atrás. Ahora no es más que una fantástica realidad de la que no quiero escaparme nunca. NUNCA. No pude continuar leyendo. Comencé a derramar lágrimas otra vez, por lo que tuve que cerrar el libro y guardarlo en el cajón de mi mesa de luz. Aún no se por qué volvía a leer día tras día lo que había escrito meses atrás. Era como clavarme un puñal en el medio del corazón, si es que aún quedaba algo de él. Debería quemar ese estúpido diario. Pero no podía hacerlo. Era la única manera de recordar y estar segura de que todo había sido real y no solo fruto de mi imaginación. -¡Estúpida Bella! Ya deja de llorar como una chiquilla. Ahora esta es tu realidad, quieras o no quieras- me dije a mi misma. Me levanté de mi cama y volví al baño. Llorar de nuevo había empeorado mi estado. -¡Qué más da! Esto ya no tiene arreglo, así que, Bella, a enfrentar un nuevo día. Bajé las escaleras lentamente. Aún no me había quitado el pijama. Ni siquiera me había percatado de ese detalle. Últimamente no me percataba de nada. No prestaba atención más que al pasado. El presente no existía. Era demasiado doloroso. Y revivir constantemente el pasado era peor. Mamá estaba tomando café en la cocina mientras miraba la tele. Me senté sin decir una sola palabra. -¡Bella! Oye Bella, ¿estás aquí? Tarde en responder unos minutos, hasta que logré comprender lo que me habían preguntado. -Si mamá, lamentablemente. -Bella, debes reponerte. Ya han pasado meses y sigues igual. Algún día tendrás que superarlo. -Eso supongo. Que sea posible…No lo creo. -Bella, la vida continúa. Conocerás a un montón de chicos en la universidad y… -Mamá, evita hablar de ello, ¿si? -Está bien, como tú quieras. Pero lo digo por tu bien hija. Es preocupante tu estado. -Lo se mamá. Y no creas que no intento superarlo. Pero es demasiado complicado. -Lo entiendo. -No lo creo. No eres tú la que escuchó a una persona en su cabeza por tanto tiempo. En fin, era obvio que no podía estar con alguien tan perfecto. No se cómo no lo veía. No entiendo cómo podía perder el tiempo con alguien como yo. -Bella, no digas estupideces. Además tú no eres alguien común tampoco. ¿Qué me dices de tus visiones? -Que se han ido. Hace meses que no veo nada. Volvieron esta semana para adivinar que llave era la ganadora. Genial, ¿no?- dije sarcásticamente. -Ya volverán. -Mmm…No me importa si no regresan. A veces es incómodo tenerlas. Ya no quedan sorpresas. Excepto… -Si, ya se. No hace falta que lo digas. -Llegaron demasiado tarde. Empecé a sollozar. Aquí íbamos de nuevo. Debía parar como fuera esta obsesión, este dolor que me corroía las entrañas y que ya ni siquiera me dejaba dormir. Pero no sabía cómo. -¿No vas a desayunar? -No tengo hambre. -No comes bien desde…Necesitas alimentarte. Ya casi puedo ver a través de ti, Bella- dijo sonriendo, intentando levantar mi ánimo. -Cómo digas. Mamá me sirvió un café con tostadas y mermelada. Apenas comí un bocado o dos y las nauseas comenzaron a aflorar. Al menos pude terminar mi café. -¿Qué piensas hacer hoy? -Mmm… ¿lo de siempre? -Tienes que volver a salir. Ya no hablas con tus amigos, no sales con ellos. Solo estas aquí haciendo que miras televisión. Pero ni siquiera le prestas atención. Deberías llamar a Taylor. Él siempre te hacía reír. Además es tu mejor amigo y el de veras te quiere. -Va a matarme. Me telefoneó unas mil veces preguntando que rayos sucedía que había desaparecido de la faz de la tierra. -Entonces hazle el favor de devolverle siquiera una de esas llamadas. -Está bien. Veamos qué se puede hacer para escapar de este maldito agujero de depresión. Solo espero que no me mande al diablo. -Te aseguro que no lo hará. Me levanté de la mesa y fui hacia el living. Era una sala bastante amplia, con dos sillones individuales color blanco, al igual que el sofá de tres cuerpos. Había otro televisor y una biblioteca repleta de libros que ya había leído alguna vez. Sobre la chimenea había una repisa con fotos de cuando era niña. Tomé el teléfono y salí al porche. Me senté en una de las sillas que había allí y marqué el número de teléfono correspondiente. -Hola, ¿quién habla?- preguntó una voz del otro lado. Parecía bastante cansado mi interlocutor. -Isabella Sethford. ¿Se encuentra Taylor? -¡¿Bella?! Hasta que al fin me llamas. -¿Taylor? -Si, ¿quién va a ser? Llamaste a mi casa, ¿no? -Al parecer ya ni siquiera puedo reconocer tu voz. Discúlpame por no haber llamado antes, pero, ya sabes… Han sido muy duro para mí estos últimos meses. -Lo se, no te preocupes. ¿Y cómo estás hoy Bells? -Igual que siempre. Pero decidí no sentarme hoy en el sofá frente al televisor porque corro el riesgo de quedarme pegada a él- dije riendo. Era la primera vez que lo hacía en mucho tiempo. -Es bueno escucharte reír. -Si… Ya casi había olvidado mi risa. Suena tan extraña. Bueno, se nota que recién te has levantado, así que no quiero incomodarte. Solo llamaba para preguntarte si querías hacer algo hoy. -¡Excelente! Hace tanto tiempo que no nos vemos Bells. Ya siento nostalgia de ti. -Seguramente Taylor. Es que no puedes vivir sin mí. -Oye, no te lo tomes a broma Bella. Es difícil no estar contigo por tanto tiempo. De veras te extraño. -Al menos se que alguien me quiere- reí. -No creo ser el único. El problema es que tú no lo ves. -Mmm… Creo que no he tenido tiempo de ver más allá de mis propios pensamientos. -Evita recordártelo. Bueno, ¿y que haremos? -No lo se. Hagamos lo que tú quieras. Creo que te debo una. -¿Solo una? -Bueno, varias. -Así está mejor. Paso a buscarte en media hora, ¿qué te parece? -Estupendo. Nos vemos Tay. -Nos vemos Bells. Subí como rayo a mi cuarto a arreglarme. Me puse una blusa azul marino sin mangas y una pollera blanca de jean. Me calcé mis converse del mismo color de la blusa y me dirigí hacia el baño. Como pude arreglé mi cabello. Solté mi rodete improvisado, lo peiné lo más delicadamente posible y marqué con mis dedos las ondas que se formaban naturalmente. La peor parte fue esconder los signos de inestabilidad emocional que habían causado estragos en mi cara. Por suerte pude realizar un muy buen trabajo teniendo en cuenta el poco tiempo con el que contaba. Bajé cinco minutos antes de que Taylor pasara a recogerme. Mamá me miró de pies a cabeza. -Guau, si que puedes lograr cambios en pocos minutos Bells. Mírate, estas hermosa. -Palabras de madre. -Apuesto lo que quieras a que Taylor dirá lo mismo. -Mamá, ya sabes cómo es Taylor… Es obvio que lo dirá, no hace falta ser adivino para ello. -Deberías salir más con él. Te levantará el ánimo. -No lo se. No creo estar lista. -No digo que te lances a sus brazos, solo acepta sus invitaciones. Quien sabe, quizás en un tiempo si puedas…Emm… -No hace falta que lo digas mamá. Sonó el timbre. Antes de abrir la puerta agarré mi bolso y le di un beso a mamá. -Hola Tay. -¡Bella! Al fin vuelvo a verte. Taylor me abrazó hasta cortarme la respiración. Unos minutos después, me soltó y me dio un beso en la mejilla. Escuché una débil risita detrás de mi espalda. -Cuánto entusiasmo. Bueno ma, nos vamos. No se a que hora regreso, pero tienes mi teléfono así que puedes contactarte. Adiós. -Adiós chicos. Salí al porche mientras la puerta se cerraba tras de mí. Frente al camino de entrada había aparcado un lindo auto, al parecer nuevo. Era un Citroën negro espectacular. Taylor se dirigió hacia él y, para mi sorpresa, sacó de su bolsillo una llave y lo abrió. -¿Sorprendida? -Completamente. -Sabía que iba a gustarte. -¿Cuándo lo compraste? -Hace una semana. Quería mostrártelo. -No sabes lo mucho que te envidio. Gracias si puedo conducir mi vieja bicicleta. -Ya juntarás el dinero necesario. -Eso espero. Subí del lado del acompañante y Taylor arrancó. -Bien, y ahora ¿a dónde vamos?
4 comentarios:
que buenaa que esta eriiiiiii
Esta mui bn!
me encanta!
podrias hacer un blog para publicar tus fics y asi se podrian leer mejor
o en "www.lunanuevameyer.com" puedes publicarlo para k lo lean (primero tienes k hacerte una cuenta)
=D sigue publicando! y si decides publicarlo me avisas (happy-smile008@hotmail.com) OK?
cuidate
ta buenisimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
de verdd que es muy buena
sigue asi Erri
Publicar un comentario